Los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, promueven y defienden el concepto de familias sólidas como fundamento de la sociedad. Y es que los practicantes de la fe mormona, no sólo ven la importancia de la unidad familiar en esta vida, sino que también creen que el vínculo familiar continúa después de la muerte.

Es por ese motivo que la Iglesia desarrolla iniciativas y programas cuyo objetivo es el desarrollo de las familias. Que a pesar de todos los obstáculos que amenazan la unidad familiar y el bienestar de sus integrantes, esta pueda perseverar hasta el fin:
El matrimonio no sólo por esta vida
Los mormones creen en la escritura de Mateo 6:19 en la que Jesús confirió a Pedro el poder para que todo lo que selle en la tierra sea sellado en el cielo. Este mismo poder sellador fue restaurado al profeta José Smith. Es por ello que los practicantes de la fe mormona creen que pueden ser “sellados” o unidos mediante su poder, lo que les permitirá vivir juntos por las eternidades como familia. Sin embargo, para llegar a tener un matrimonio eterno no sólo se requiere efectuar la ordenanza. Se requiere que la pareja sea fiel, guardando los mandamientos del Señor y perseverando hasta el fin.
La Historia Familiar
La obra genealógica es un programa sumamente importante en la Iglesia. Esta obra a menudo se le llama la Historia Familiar. La razón por la cual se le da tanta importancia a este programa es debido a las enseñanzas del Plan de Salvación. Los mormones enseñan que después de la muerte nuestros seres queridos siguen viviendo en forma de espíritu con el mismo carácter y personalidad que tenían en la tierra. Después de esta vida todavía tienen la oportunidad de aprender, y aceptar a Jesucristo como el Salvador del mundo.
La Noche de Hogar
Con el objetivo de ayudar, enseñar y unir a las familias, la Iglesia desarrolla el programa de la Noche de Hogar. Una iniciativa que procura promover una reunión semanal en cada hogar a fin de fortalecer la familia como fundamento de la sociedad. Este programa de La Noche de Hogar se inició en 1915, cuando el Presidente de la Iglesia, Joseph F. Smith exhortó a los miembros a apartar una noche a la semana para reunirse con toda la Familia. El día lunes es el día más común en que los miembros se reúnen con sus familias. El propósito de la Noche de Hogar es reunirse juntos con la familia para leer las escrituras, estudiar las palabras de los profetas, analizar los principios del Evangelio, y cultivar talentos. Aparte de la enseñanza también se pueden discutir los asuntos y necesidades de la familia, tanto temporal como espiritual.
La Orientación familiar
La Orientación familiar consiste en la visita de dos poseedores del Sacerdocio a la casa de una familia. Estos dos visitan a sus familias por lo menos una vez al mes para compartir un mensaje. Los Maestros Orientadores tienen la responsabilidad de velar por la familia, ser unidos con ellos, y ayudarles con lo que necesite la familia.
Proclamación para el mundo
La Primera Presidencia y el Consejo de los Doce Apóstoles de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, dieron pública lectura a un documento denominado "La Familia: Una proclamación para el Mundo", con el propósito de que las familias del mundo tuvieran un punto de partida para conocer los roles de cada uno de los miembros que la componen y fortalecer la estructura del núcleo social que conforma las comunidades, ciudades y países del mundo. El Presidente Gordon B. Hinckley (presidente de la Iglesia para esa fecha), leyó esta proclamación como parte de su mensaje en la Reunión General de la Sociedad de Socorro, que se llevó a cabo el 23 de septiembre de 1995, en Salt Lake City, Utah, EE.UU.
Este documento, tiene la característica de que se aplica indistintamente a cualquier familia sea converso a la fe de los Santos de los Últimos Días o no, ya que está redactado en base a puntos en común, desafíos para la crianza de los hijos y la manera de cómo y quién provee.
Cita uno de los párrafos: "Los padres tienen el deber sagrado de criar a sus hijos con amor y rectitud, de proveer para sus necesidades físicas y espirituales, y de enseñarles a amarse y a servirse el uno al otro, a observar los mandamientos de Dios y a ser ciudadanos respetuosos de la ley dondequiera que vivan. Los esposos y las esposas, las madres y los padres, serán responsables ante Dios del cumplimiento de estas obligaciones."