Guadalajara, Jalisco, México, 25 de Mayo de 2025.- El élder D. Todd Christofferson, del Quórum de los Doce Apóstoles, invitó a los santos a confiar en las promesas que Dios “les ha hecho por convenio de manera individual”.
“Podemos tener confianza cuando concertamos convenios con Dios porque tenemos la promesa de Él individualmente”, dijo el élder Christofferson en una conferencia especial en la Estaca Bugambilias, de Guadalajara.
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Temple Square is always beautiful in the springtime. Gardeners work to prepare the ground for General Conference. © 2012 Intellectual Reserve, Inc. All rights reserved. | 1 / 2 |
Esta conferencia formó parte de una visita de dos días a esta ciudad, que incluyó capacitación para líderes de 14 estacas y cinco distritos; reuniones con más de 250 misioneros de dos misiones; un devocional para futuros misioneros; y la conferencia de estaca a la que asistieron más de mil personas.
Explicó que cuando se menciona nuestro nombre en los convenios en los que participamos, Dios nos hace una promesa individual, “Él nos conoce a cada uno y nos da la promesa a cada uno; sí nos toma en cuenta, sí sabe quiénes somos, sí nos ama perfectamente a cada uno”, afirmó.
En esta conferencia especial en la Estaca Bugambilias, estuvieron el presidente de estaca Jesús R. Niño; Félix Conde, Setenta de Área asignado a los Consejos de Guadalajara; Kleber y Miriam Litardo, líderes de la Misión Guadalajara Este.
El élder Christofferson repasó las palabras del presidente Russell M. Nelson en la pasada Conferencia General, en su discurso titulado Confianza en la presencia de Dios[1], en el que compartió la alegría de recibir a su bisnieta número 161.
El presidente Nelson dijo: “Ella, como cada uno de nosotros, afrontará desafíos. Todos experimentaremos enfermedades, desilusiones, tentaciones y pérdidas. Esos desafíos pueden debilitar la confianza en nosotros mismos. Sin embargo, los discípulos de Jesucristo tienen acceso a un tipo de confianza diferente. Cuando hacemos convenios con Dios y los guardamos, podemos tener una confianza que nace del Espíritu”.
“El Señor le dijo al profeta José Smith que nuestra confianza puede fortalecer[se] en la presencia de Dios. ¡Imaginen el consuelo de tener confianza en la presencia de Dios! …me refiero a orar con la confianza de que el Padre Celestial nos escucha, de que Él entiende nuestras necesidades mejor que nosotros. Me refiero a tener confianza en que Él nos ama más de lo que podemos comprender, en que Él envía ángeles para estar con nosotros y con aquellos a quienes amamos. Me refiero a tener confianza en que Él anhela ayudar a cada uno de nosotros a alcanzar nuestro máximo potencial”.
Luego el élder Christofferson enseñó que una de las formas en que obtenemos esa confianza es al dejar que “[nuestras] entrañas se llenen de caridad y la virtud engalane [nuestros] pensamientos”[2]. Si lo hacemos podemos tener la confianza de que Él sí nos va a escuchar y nos va a ayudar.
En su mensaje la hermana Kathy Christofferson relató la ocasión cuando escuchó la invitación de un líder de la Iglesia de leer el Libro de Mormón como una “manera de eliminar la contención en el hogar”. Contó su experiencia de cómo al poner en práctica esta invitación “pudimos notar la diferencia en la manera que nuestros hijos se trataban entre sí …hubo una gran mejora en nuestro hogar, un sentimiento de paz reemplazó la discordia y la contención”.
Luego compartió su testimonio citando las palabras del presidente Nelson diciendo que “las verdades del Libro de Mormón tienen el poder para consolar y animar nuestra alma”[3].
“Si cada día leen el Libro de Mormón con oración, se abrirán las ventanas de los cielos y recibirán respuestas a sus preguntas y dirección para su vida”, subrayó.
El gozo del servicio misional
Decenas de jóvenes de las estacas de Guadalajara y sus padres se reunieron en un Devocional para futuros misioneros en el que con el élder Christofferson compartió algunas experiencias de su misión para ilustrar el gozo especial que reciben los misioneros al servir. Citó las palabras de Alma hijo al reencontrarse con los hijos de Mosíah después de su misión de 14 años, reflexionando en el éxito que Dios les había concedido a él y a sus compañeros, “en lo cual mi gozo es cabal”[4].
También destacó que no ha habido otro tiempo en el que la Iglesia cuente con tantos recursos como ahora para acelerar la Obra de Salvación: construir templos, tener más misiones, hacer la historia familiar, etcétera.
“Es hermoso el tiempo que vivimos, es un momento único. Qué privilegio tenemos de ser parte de este gran avance. El Señor sabe cómo llevar a cabo su Obra y nos permite participar en ella. Es una bendición única estar a Su lado en Su gran Obra”.
“Eso es lo que los misioneros experimentan, lo que viven en la misión: milagros constantes. Ven el cambio en la vida de las personas, ven el gozo y la felicidad porque pueden participar en tocar el corazón de otros y traerlos al Reino de Dios”.
También enseñó acerca del Libro de Mormón: “Tenemos la obligación de predicar el evangelio en todo el mundo[5] y necesitamos un instrumento especial para lograrlo, ese instrumento es el Libro de Mormón. Tiene un poder especial de conversión”, subrayó.
“El presidente Nelson ha dicho que los varones tienen la responsabilidad [de servir en una misión], es un deber del sacerdocio. A las hermanas les ha dicho que oren para conocer el deseo y la voluntad del Señor respecto a su servicio.”
Por su parte el élder y la hermana Montoya compartieron algunas experiencias familiares para ilustrar que los jóvenes amarán a las personas del lugar donde servirán sus misiones. El élder Montoya enfatizó que cuando los jóvenes vayan a la misión “aprenderán a dar todo a las personas que aman”.
La hermana Montoya destacó que los jóvenes hayan sido preparados para venir a la tierra en este tiempo. “Ustedes van a conocer personas a quienes les cambiarán la vida”, afirmó al tiempo que citó las palabras del Señor a Moisés “tengo una obra para ti”[6].
Elder Conde invitó a los jóvenes a hacer caso a la voz del profeta de Dios. Recalcó que Dios los conoce; y los invitó a poner su nombre en la escritura de Doctrina y Convenios que dice “he aquí, te digo, mi siervo James, he observado tus obras y te conozco”[7].
“El Señor escucha nuestras oraciones”, dijo el élder Conde, quien es el Setenta de Área asignado a los Consejos de Guadalajara, “cuando claman a Dios él escucha sus oraciones. Si piden con fe, obtendrán un testimonio”.