En la ciudad de Ibarra, Ecuador, miembros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días se unieron para preparar y donar alimentos a favor de hermanos venezolanos que viajan de regreso a su patria durante la emergencia sanitaria por el COVID-19.
La iniciativa "Porque tuve hambre y me diste de comer", se activa los días sábados, cada 15 días . Unicamente se recibe alimentos preparados y debidamente empacados en tarrinas con todas las normas de salubridad. La segunda opción es donar alimentos sin cocer para ser entregados a la presidenta de la Sociedad de Socorro del Barrio. Ella junto a las hermanas del Barrio preparan comida y la empacan para su posterior entrega. Los hermanos que tienen vehículo recogen los alimentos en horas de la mañana y lo entregan desde las 12h30 recorriendo toda la ciudad de Ibarra.
Ibarra, al ser una ciudad cercana a la frontera norte, alberga una gran cantidad de emigrantes que durante su paso se han asentado cerca del Rio Tahuando y calles en el centro de la ciudad. Con facilidad se los puede ver por la carretera Panamericana Norte donde caminan con zapatos y zapatillas gastadas. Con sus niños en brazos, algunos llevan su ropa en coches de bebe o en improvisados coches de madera. La situación es difícil, talvez lo que les damos no es suficiente; sin embargo, el amor detrás de cada tarrina testifica de nuestro amor a Dios por ellos, afirmó así el Obispo Obando Rivera, quien relató cómo nació esta iniciativa:
"Hace tres meses, en una conversación con mi consejero, nos preguntamos cómo podríamos ayudar a nuestros hermanos venezolanos que están volviendo a pie a su país; él y yo tenemos, coincidentemente, hijos de 3 años y hemos visto que en esas caravanas hay niños pequeños, mujeres embarazadas y personas en edad de vulnerabilidad. Sentimos que debíamos hacer algo por ellos, es así que en una mañana leyendo las escrituras sentí una impresión de cómo hacerlo.
Hicimos una prueba piloto en la que entregamos cerca de 80 tarrinas (paquetes) de comida. Identificamos para esto, los lugares donde hay mayor concentración de emigrantes, es así que para la segunda jornada logramos recoger 210 tarrinas de comida y las entregamos en distintos lugares de la ciudad de Ibarra; en esta oportunidad nos dividimos en tres grupos para entregar los alimentos.
Se nos informó que cerca al, insalubre, río Tahunato había una gran cantidad de hermanos venezolanos. Fuimos hasta ahí, y encontramos a 50 personas viviendo en tiendas hechas de cartón y plástico. De estas 50 personas la mayoría son mujeres. Hay cerca de 20 niños, de los cuales 10 son menores de 5 años. Conocimos a una niña de menos de 3 años con insuficiencia renal. Sin agua potable están en ese lugar donde los olores de las aguas servidas penetran fuertemente. Dejamos ahí cerca de 100 tarrinas de comida para el almuerzo y cena de ese día. Me impactó ver la alegría de los más pequeños al recibir la comida. "
Dios se siente feliz y agradecido a quines brindan comida a sus hijos amados, con pequeñas acciones podemos mostrar al prójimo, el amor de Dios. Esta iniciativa busca dejar un legado de caridad, de servicio y de amor a favor de familias que han migrado por la dura situación en su país. Tratemos, en algo, de aliviar su dolor.
Cada vez son mas las personas que se unen para ayudar a quienes más lo necesitan durante esta pandemia. Las donaciones y las manos que ayudan no se hacen esperar. Extendemos nuestro agradecimiento a todos los que día a día llevan sonrisas a quienes mas lo necesitan, e invitamos a todos a ser parte de estas grandes iniciativas y a hacer lo que El Salvador nos enseñó.
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