Esta iniciativa surge en el año 1973, cuando el entonces presidente de la Asociación Astronómica del Norte de california, Doug Berger, tuvo la idea de instalar varios telescopios en lugares urbanos de mayor afluencia de personas y puedan disfrutar de la vista del firmamento.
En el Perú, se viene celebrando este acontecimiento científico desde el año 2012 y la fecha de celebración es variable. Se celebra el sábado mas cercano al primer cuarto creciente lunar que ocurra después del inicio del otoño peruano y por lo general se tiene el apoyo de instituciones públicas y privadas, teniendo como gran fin, compartir y promover la pasión por la observación del universo y su entendimiento.
Como parte de las actividades de este día, se organizan de manera gratuita conferencias sobre astronomía, y se ponen a disposicion telescopios para que el público pueda hacer observaciones de la Luna y de los planetas visibles en el momento. Ademas se ayuda a reconocer algunas estrellas brilantes y constelaciones.
Temple Square is always beautiful in the springtime. Gardeners work to prepare the ground for General Conference. © 2012 Intellectual Reserve, Inc. All rights reserved. | 1 / 2 |
El Élder Neil A. Maxwell compartió lo siguiente:
Bajo la dirección del Padre, Cristo fue y es el Señor del universo, el mismo que contempló la vasta expansión de la eternidad.
El difunto Carl Sagan, quien impartió conocimientos eficazmente sobre la ciencia y el universo, perceptiblemente observó que en algunos aspectos, el asombro provocado por la ciencia ha superado con creces al de la religión. ¿Cómo es que casi ninguna de las principales religiones ha contemplado a la ciencia y llegado a la siguiente conclusión, “¡Esto es mejor de lo que pensamos! El Universo es mucho más grande de lo que dijeron nuestros profetas—más grandioso, más sutil, más refinado. Dios debe ser incluso más grande de lo que hemos soñado”?
A los Santos de los Últimos Días ciertamente no nos debe faltar reverencia y asombro, especialmente cuando contemplamos el universo en el contexto de las verdades divinamente reveladas. Sí, el cosmos “según lo revela la ciencia moderna” es “refinado”, como escribió Sagan. Pero el universo también late con un propósito divino, de manera que nuestro asombro es mayor, brindando aún mayores razones de reverencial asombro respecto a “la magnificencia del universo”!
Un mayor aprecio por el gran universo nos ayudará también a vivir una vida más recta en nuestros propios y pequeños universos de la vida cotidiana. Asimismo, un mejor entendimiento del gobierno de Dios de las vastas galaxias puede conducirnos a un mejor auto gobierno. Reflexionen sobre cuánto tiempo le costó al hombre llegar a la luna, ¡y sin embargo ésta está en nuestro propio patio trasero!
Los recursos tan necesarios para mantener la vida humana se proporcionan muy generosamente en este particular planeta; a menos que sean mal administrados, se nos dice que hay “suficiente y de sobra” (D. y C. 104:17). Sin embargo, con todo lo grande que es esta tierra—y todos los viajeros podemos atestiguar de ello—Stephen W. Hawking nos ha proporcionado una perspectiva aleccionadora: “[Nuestra] tierra es un planeta de tamaño medio, orbitando alrededor de una estrella normal en las afueras de una galaxia espiral común y corriente, la cual de por sí es una de un millón de millones de galaxias en el universo observable”.
Un científico que no cree en el designio divino, no obstante notó que “al contemplar el universo e identificar los muchos accidentes. . . que han obrado para nuestro beneficio, parece casi como que el universo de alguna manera sabía que veníamos”. Las condiciones en esta tierra aparentemente son más favorables que en cualquier otro sistema solar. Si, por ejemplo, el planeta tierra estuviera más cerca del sol, nos quemaríamos, y si estuviera más lejos, nos congelaríamos.
En una noche despejada, ustedes y yo podemos ver algunas partes de la Vía Láctea, pero ¿y si el hecho de ver las estrellas sucediera sólo una vez cada mil años? Ralph Waldo Emerson escribió de cómo entonces los hombres creerían y adorarían; y conservarían por muchas generaciones el recuerdo de la ciudad de Dios que se les había mostrado”.
Por tanto, al explorar, meditar y aprender, ciertamente debemos estar llenos de asombro, así como también debemos ser intelectualmente mansos. Con todo lo espectacular de lo que la ciencia ha aprendido acerca del universo hasta ahora, aún así es muy poco.