El día de 17 de marzo La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días conmemora la creación de la Sociedad de Socorro, la organización más grande y antigua de mujeres en el mundo con el propósito edificar la fe y la rectitud personal, fortalecer a las familias, los hogares y ayudar a los necesitados.
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- 17 de Marzo: Se organiza la Sociedad de Socorro
- El 17 de marzo el Profeta Jose Smith, acompañado de los líderes John Taylor y Willard Richards, se reunió con veinte mujeres de diversas edades y organizó oficialmente la Sociedad de Socorro
- La Sociedad de Socorro logra sus propósitos por medio de la instrucción dominical del Evangelio, de otras reuniones de la Sociedad de Socorro, del programa de maestras ministrantes, y del servicio caritativo y de Bienestar
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Temple Square is always beautiful in the springtime. Gardeners work to prepare the ground for General Conference. © 2012 Intellectual Reserve, Inc. All rights reserved. | 1 / 2 |
La Sociedad de Socorro con casi seis millones de miembros mayores de 18 años, logra sus propósitos por medio de la instrucción dominical del evangelio de Jesucristo, el programa de hermanas ministrantes y el servicio caritativo.
José Smith, presidente de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, junto a Willard Richards y John Taylor, se reunieron el jueves 17 de marzo de 1842 junto con 20 mujeres miembros de la Iglesia, en el segundo piso de la tienda de ladrillos rojos en Nauvoo, Illinois, EE.UU., para organizar la Sociedad de Socorro. Desde ese humilde comienzo las mujeres de la Iglesia han sido una fuerte influencia para hacer el bien.
En una reunión celebrada una semana después de que se organizara la Sociedad de Socorro, Lucy Mack Smith, la madre del profeta José Smith, dio a las hermanas un consejo que hoy se extiende a millones de mujeres en la Iglesia: “Debemos cuidarnos unas a otras, consolarnos unas a otras y obtener instrucción, para que nos sentemos juntas en el cielo”.
En todos estos años se ha animado a las mujeres de la Iglesia a cultivar una fe personal y una relación con Dios, estudiar las Escrituras y la doctrina, enseñar el Evangelio en sus hogares y congregaciones y participar fielmente en todas las ordenanzas salvadoras del Evangelio.
Cualesquiera que sean las condiciones de sus vidas, las mujeres de la Iglesia buscan nutrir y fortalecer a quienes las rodean. Al fortalecer el tejido de sus familias individuales, extendidas, congregacionales y globales, las mujeres manifiestan su compromiso con las enseñanzas y el ejemplo del Salvador.