Un día antes de que empezasen los Juegos Olímpicos de Barcelona, el 24 de julio de 1992, nacieron en Pamplona Simón y Martín G., mellizos.
Con bajo peso, pero sin complicaciones, su desarrollo durante el primer año de vida fue normal. Entonces surgieron diferencias: Simón no oía. La preocupación de sus padres, Yerani y Ramón, pronto se tornó en esperanza gracias a los consejos del doctor Julio Artieda, amigo y neurólogo de la Clínica Universitaria de Navarra.
Simón pasó por las manos del doctor Manuel Manrique, otorrinolaringólogo de la Clínica en 1994, y fue uno de los tres primeros implantados cocleares en Navarra, en menores de cinco años. En 2002 se le implantó el otro oído. Hoy, Simón ha terminado el colegio con excelentes calificaciones y disfruta de aficiones como las de cualquier adolescente. Sus padres pasaron de la angustia a la satisfacción.
¿Cómo se dieron cuenta del problema de Simón?
A partir del primer año de vida nos empezamos a dar cuenta de que su hermano gemelo respondía y ya empezaba a obedecer órdenes, cosa que él no. Lo suplía con una eterna sonrisa, pero no hacía caso
¿Cuál fue su reacción?
Una sorpresa y un desconcierto muy grande. Y angustia, porque en nuestra familia no había antecedentes. En nuestro entorno de amigos tampoco conocíamos a nadie con problemas parecidos. La idea que tienes de una persona sorda es que le cuesta comunicarse y entender lo que te quiere decir
¿Qué les dijeron los médicos?
Se nos comentó que se estaba empezando a hacer en niños una nueva técnica, el implante coclear, y que se tenía experiencia desde hacía años, pero en personas adultas que habían perdido la audición siendo mayores. Era un acto de fe en los médicos y un poco en la lógica. Era mejor equivocarse por haberlo hecho que por no haberlo hecho. Los médicos nos dijeron que había que asumir el problema y ponernos al asunto: mucha estimulación
Y se decidieron
No teníamos más opciones, pero lo tuvimos claro. Con apenas dos años, en agosto de 1994, se le intervino y en noviembre se le hizo la programación. Recuerdo que el primer ruido que fuimos conscientes que recibió, por la cara de asombro, fue al salir de la Clínica y escuchar el paso de un avión; antes, salvo con ruidos muy potentes, no respondía.
¿Han sacado alguna conclusión de todo esto?
Algo que en aquel momento no lo vives, pero que hemos ido viendo es que compartirlo con gente que ha pasado o está pasando por la misma situación es una ayuda inestimable. El que te permita saber que no estás solo, que hay padres que han pasado por las mismas circunstancias, y que las cosas tienen solución.
(Historias de la Clinica, Universidad de Navarra)
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La historia de los implantes cocleares se remonta a 200 años atrás cuando el científico llamado Alessandro Volta (1745-1827), que fue el primero en descubrir la batería eléctrica, insertó en sus oídos unas ruedas de metal unidas a un circuito activo. Este fue el primer intento descrito de dar estimulación eléctrica directamente al sistema auditivo. No fue hasta 1930 que se retomó el estudio de la estimulación eléctrica de la audición por dos grupos de investigadores, uno de Estados Unidos y otro de la antigua Unión Soviética, no resultando satisfactorios sus estudios por dificultades técnicas.
El comienzo del desarrollo de los implantes actuales se produce en 1957 cuando científicos franceses informaron sobre la primera estimulación eléctrica exitosa del nervio auditivo por medio de la inserción de un electrodo en el oído externo de un sordo, el cual recibió la señal del habla y refirió que la estimulación le ayudaba en la lectura labial.
A partir del año 1960 se dio un impulso al estudio y desarrollo de los implantes cocleares, realizando una labor destacada en este empeño el Dr. William House y el ingeniero Jack Urban. En 1961 se aplicó a un paciente un implante coclear de electrodo único tipo House-Urban. Estos implantes fueron dispositivos mono canales que enviaban información codificada a un solo electrodo ubicado dentro de la cóclea, brindando a los pacientes percepción del habla y de los sonidos medioambientales, facilitando también la labio lectura pero no permitían el reconocimiento del habla solamente por la audición. El mayor avance en la tecnología de los implantes cocleares fue la introducción de los dispositivos multicanales en 1978, estos dispositivos estimulan la fibra del nervio auditivo en múltiples lugares a lo largo de la cóclea y por lo tanto brindan mayor discriminación de los sonidos, esto permite más de un método de estimulación y estrategias de procesamiento del habla.
En Cuba, el primer implante coclear se realizó en el Hospital Clínico-Quirúrgico "Hermanos Ameijeiras" en el año 1987; el mismo era de tipo extra coclear, mono canal.
El éxito del implante coclear puede ser atribuido al esfuerzo combinado de científicos de varias disciplinas incluidas, la bioingeniería, psicología, Otorrinolaringología, ciencia del habla y procesamiento de señales. Cada una de estas disciplinas contribuyó en el desarrollo de diversos aspectos del diseño de las prótesis cocleares. Se definen como un dispositivo electrónico que realiza la función de las células ciliadas dañadas o ausentes, al proporcionar un estímulo eléctrico a las fibras nerviosas restantes, brindando audición útil y habilidades de comunicación al paciente. Es un tratamiento seguro, fiable y eficaz de las pérdidas auditivas severas a profundas en los adultos y en las pérdidas auditivas profundas en niños
Cómo permiten oír los implantes cocleares
Un implante coclear está formado por un procesador de sonido externo y un implante coclear interno.
1. El procesador de sonido capta y digitaliza el sonido.
2. El sonido se manda al receptor del implante a través de una antena que se une a la piel mediante un imán.
3. El receptor del implante se coloca bajo la piel. Transforma la información digital en una señal eléctrica y la envía al haz de electrodos que está introducido en la cóclea.
4. Cada electrodo del haz corresponde a una frecuencia de la señal y estimula el nervio auditivo.
5. El cerebro recibe el sonido transmitido a través del nervio auditivo
La Iglesia de Jesucristo a través del Departamento de Bienestar ha efectuado donaciones a diversas instituciones en los países del área (Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela) que ayudan a personas con dificultades auditivas, especialmente a niños.