Nota de prensa

5 de mayo 1834: José Smith guía al Campo de Sión

Campo de Sión marchó casi 1,600 kilómetros para socorrer a familias echadas de sus casas. ¿Por qué luego de hacer diversos sacrificios, tuvieron que regresar sin hacer nada para ayudar?

Durante el invierno de los años 1833–1834, las turbas de enemigos persiguieron y echaron de sus casas a los miembros de la Iglesia que vivían en el condado de Jackson, estado de Misuri.

Los santos casi no tenían comida ni protección contra las inclemencias del crudo invierno. El gobernador de Misuri, el señor Daniel Dunklin, prometió que los ayudaría a recobrar sus casas y sus tierras si organizaban un grupo de hombres para protegerse contra los ataques del populacho.

Los líderes de la Iglesia en Misuri enviaron entonces a Kirtland a los hermanos Parley P. Pratt y a Lyman Wight para buscar ayuda y recibir consejo del profeta José Smith. El Profeta recibió una revelación (D. y C. 103), en la cual el Señor les mandó que organizara un grupo de hombres y se dirigiera a Misuri para ayudar a los miembros de la Iglesia de ese lugar.

Formando el Campo de Sión

Ese grupo, al cual se le llamó el Campo de Sión, debía llevar comida, ropa y dinero a los miembros de Misuri y ayudarlos a recobrar sus casas y sus tierras.

El Señor quería que el Campo de Sión tuviera quinientos hombres, pero si los líderes de la Iglesia no podían reunir quinientos, tenían que juntar por lo menos cien (véase D. y C. 103:30–34).

Los hombres fueron reunidos lentamente, pero para cuando el campo llegó a Misuri, la cantidad había aumentado a más de doscientos hombres; el más joven de ellos tenía dieciséis años de edad y el mayor setenta y nueve; también les acompañaban varias mujeres y niños.

Los integrantes del campo llevaban veintinueve carromatos, pero como estaban llenos de provisiones para auxiliar a los miembros de la Iglesia en Misuri, los hombres tuvieron que ir andando durante casi todo el camino.

Antes de que el Campo de Sión emprendiera la marcha, el Profeta organizó a los hombres en compañías, con un capitán a la cabeza de ellas, y estableció las reglas que habrían de seguir.

Partida del Campo de Sión

El 5 de mayo de 1834, el Campo de Sión comenzó la marcha de mil seiscientos kilómetros desde Kirtland, estado de Ohio, hasta el estado de Misuri. Los hombres oraban todos los días por la mañana y por la noche y se reunían los domingos para recibir la Santa Cena y escuchar discursos.

Con el fin de prepararse para los posibles ataques de las turbas, organizaban simulacros de batallas y enfrentamientos entre ellos mismos. Refiriéndose al viaje, el profeta José Smith dijo: “Dios estaba con nosotros y Sus ángeles nos acompañaban, porque los vimos” (History of the Church, tomo 2, pág. 73; véase también D. y C. 103:20).

Pesadumbres en el trayecto

La larga marcha fue difícil y los hombres pasaron grandes tribulaciones. El clima era caliente y húmedo, y los caminos eran malos. A los hermanos les dolían los pies, se les habían ampollado y muchas veces les sangraban.

Tenían problema para conseguir comida y agua potable, y en varias ocasiones tuvieron que comer alimentos echados a perder y colar el agua antes de beberla para sacarle los insectos. Debido a todas esas penurias, había contención y riñas entre algunos de ellos; e incluso, culpaban a José Smith de ellas.

Una noche, se suscitó una disputa entre Sylvester Smith (que no era pariente del Profeta) y algunos de los otros hermanos, quienes le pidieron al Profeta que resolviera el problema. Debido a que Sylvester Smith y algunos de los hombres eran muy rebeldes, les amonestó, diciéndoles que tendrían más problemas antes de que se fueran del lugar donde estaban acampados.

A la mañana siguiente, casi todos los caballos del campo estaban enfermos. José Smith les dijo a los hombres que si se arrepentían y se humillaban delante del Señor, los caballos se pondrían bien nuevamente. Los hermanos se arrepintieron, y para el mediodía todos los caballos se habían recuperado, menos el de Sylvester Smith, que murió.

Cuando el Campo de Sión llegó a Misuri, José Smith envió a Parley P. Pratt y a Orson Hyde a la capital del estado a hablar con el gobernador Dunklin. Cuando estos dos hermanos regresaron, llevaron la noticia de que el gobernador había cambiado de idea y se negaba a ayudar a los miembros de la Iglesia a que recuperaran sus casas y sus propiedades.

El gobernador les sugirió que se olvidaran de las propiedades que tenían en Misuri y buscaran otro lugar donde vivir. A pesar de esas desalentadoras noticias, el Campo de Sión continuó su camino hacia el condado de Jackson.

Durante el trayecto, los integrantes del populacho de Misuri espiaron y molestaron a los miembros del Campo de Sión. Uno de los dirigentes del populacho, James Campbell, juró: “Qué me devoren los animales salvajes si antes de dos días no termino con José Smith y su ejército”.

Campbell y sus acompañantes trataron de cruzar el río Misuri, pero su bote se hundió en medio del río y James Campbell y otros seis hombres se ahogaron. El cuerpo sin vida de Campbell flotó río abajo y las aves de rapiña y otros animales comieron su carne antes de que sus restos fueran encontrados. (Véase History of the Church, tomo 2, págs. 99–100.)

Una noche, el Campo de Sión se detuvo a orillas del río Fishing y mientras los hermanos se preparaban para acampar, llegaron a caballo cinco maleantes armados y los amenazaron diciéndoles que un grupo de hombres iría a atacarlos.

Algunos de los hermanos del Campo de Sión quisieron pelear contra el populacho, pero José Smith les dijo que confiaran en la protección del Señor. Poco después se desató una terrible tormenta y la lluvia y el granizo comenzaron a caer y la tierra tembló. Los relámpagos iluminaban el cielo sin interrupción mientras los truenos dejaban oír sus potentes rugidos.

La tormenta empapó las municiones de los atacantes, asustó a los caballos haciéndolos huir, les agujeró los sombreros e incluso rompió algunos de sus rifles. La lluvia subió tanto el nivel del río que el populacho no pudo cruzarlo para atacar a los hombres del Campo de Sión.

Enfermos por el cólera

Al comienzo del viaje, José Smith le había hecho al Campo de Sión una advertencia profética en la cual dijo a los hermanos que si reñían, protestaban y no guardaban los mandamientos del Señor, caería una plaga (una gran aflicción o enfermedad) sobre el campo.

El Profeta dijo también que algunas personas morirían debido a esa plaga, pero les advirtió que si se humillaban y se arrepentían, ésta desaparecería.

Tres semanas más tarde, esa profecía se cumplió cuando una grave enfermedad llamada cólera azotó al Campo. Tanto los que habían sido obedientes como los que habían reñido y protestado enfermaron; inclusive el profeta José y su hermano Hyrum contrajeron la enfermedad y estuvieron tan graves que pensaron que iban a morir y trataron de orar varias veces para pedir ayuda.

“De repente, Hyrum saltó de la cama y exclamó: ‘¡José, regresaremos a nuestro hogar! He visto en una visión a nuestra madre arrodillada debajo de un manzano, pidiéndole a Dios, con lágrimas, que nos permita salvarnos… El Espíritu me testifica que sus oraciones, unidas a las nuestras, serán contestadas’” (citado en Lucy Mack Smith, History of Joseph Smith, pág. 229; véase “La familia del profeta José Smith”, véase Liahona, enero de 1992, pág. 7).

Después de ocho días de enfermedad en el campo, el profeta José se reunió con varios hermanos del grupo y les dijo que si se humillaban ante el Señor y hacían convenio de guardar Sus mandamientos, el cólera desaparecería inmediatamente.

Los hombres levantaron las manos e hicieron convenio con el Señor y la enfermedad se alejó de ellos. Aproximadamente sesenta y ocho personas del Campo de Sión contrajeron la enfermedad y catorce murieron a consecuencia de ella.

El campo de Sión no pelearía

A finales de junio de 1834, José Smith recibió una revelación del Señor (D. y C. 105) en la que ordenaba a los hombres del Campo de Sión no pelear contra las turbas del estado de Misuri.

Algunos de los hombres del Campo de Sión regresaron a las misiones donde habían estado prestando servicio misional, mientras que otros permanecieron en Misuri y los demás regresaron a sus hogares y a sus familias.

Algunas personas pensaron que el Campo de Sión había sido un fracaso, el haber logrado esos propósitos fue de gran importancia para la Iglesia. El Campo de Sión es un ejemplo de cómo en ocasiones los propósitos de Dios se cumplen de una forma que muchas veces no comprendemos en el momento.

Repercusiones del Campo de Sión

Aun cuando el Campo de Sión no ayudó a los miembros de la Iglesia de Misuri a recobrar sus casas y sus tierras, sirvió para un importante propósito, ya que fue una prueba de fe para las personas que participaron de él.

Ellos tuvieron que aprender a seguir al profeta José Smith sin protestar y a vencer los obstáculos que enfrentaron. Los hermanos que pasaron esa prueba y permanecieron fieles llegaron a ser líderes fuertes de la Iglesia.

Cuando Brigham Young regresó a Kirtland del Campo de Sión, le preguntaron: “¿Qué ganaron con esa jornada?” Él contestó: “Exactamente lo que habíamos ido a obtener… No cambiaría el conocimiento que recibí en esa experiencia por toda la fortuna de [este] condado” (en Journal of Discourses, tomo II, pág. 10).

En febrero de 1835, cinco meses después de la disolución del Campo de Sión, se organizaron el Cuórum de los Doce Apóstoles y el Primer Cuórum de los Setenta. Nueve de los Doce Apóstoles y todos los 70 miembros del Quórum de los Setenta habían participado en el Campo de Sión. José Smith habló en estos términos sobre la forma en que el campo había ayudado a preparar a esos líderes:

“Hermanos, sé que algunos de vosotros os halláis enfadados conmigo porque no peleamos en Misuri, pero permitidme deciros que Dios no quiso que lo hiciéramos. Él no podría organizar Su reino con doce hombres para abrir las puertas de las naciones de la tierra al Evangelio, y con setenta hombres bajo Su dirección que siguieran su camino, a menos que los eligiera de un grupo de hombres que hubieran ofrecido dar su vida y hecho un sacrificio tan grande como el de Abraham” (History of the Church, tomo II, pág. 182; citado en Doctrina y Convenios, Doctrina del Evangelio, Manual para el maestro [34517 002]).

La vida de George A. Smith demuestra cómo el Campo de Sión preparó a los hombres para el liderazgo futuro de la Iglesia. A la edad de 16 años, él era el más joven del campo, además de inexperto y sin mucha confianza en sí mismo.

Sin embargo, a pesar de la falta de comodidades y de las protestas de muchos de los hombres acerca de las malas condiciones, George siguió con buena disposición todas las instrucciones de José Smith.

El dormir en la misma tienda de campaña que él le brindó la oportunidad de escuchar el consejo y las instrucciones del Profeta y, como consecuencia de ese trato tan cercano, adquirió habilidades de liderazgo y obtuvo la fortaleza que lo preparó para toda una vida de liderato.

Casi cinco años después del Campo de Sión, George A. Smith fue ordenado Apóstol y más tarde prestó servicio con Brigham Young en la Primera Presidencia.

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