Nota de prensa

Aumento en la devoción a Él

El ejemplo de Juan el Bautista muestra cómo aumentar la influencia del Salvador en la vida de una persona

Juan el Bautista causó un gran revuelo con su predicación en el desierto. No solo atrajo a un gran número de discípulos humildes, sino que también llamó la atención de figuras poderosas de la época (véase Lucas 3:1-14). Multitudes venían a ser bautizadas por él. Los soldados y los recaudadores de impuestos buscaban su guía. Los líderes religiosos preguntaron: "¿Quién eres tú?" (Juan 1:22). Nada mal para alguien que vestía ropa de pelo de camello y vivía de miel silvestre y langostas (véase Mateo 3:4).

Cuando Jesús de Nazaret comenzó a enseñar, los discípulos de Juan estaban preocupados. ¿Alejaría este nuevo maestro a los seguidores de Juan? Pero, al parecer, a Juan no le gustaba la notoriedad ni ansiaba llamar la atención para sí mismo. En cambio, en todos sus esfuerzos y acciones, dirigió a las personas a Jesucristo, el tan esperado Salvador del mundo. Su actitud hacia Jesús fue capturada en una humilde declaración: "Él tiene que crecer", dijo Juan simplemente, "pero yo tengo que disminuir" (Juan 3:30).

Tal vez fue, en parte, esa humildad y lealtad lo que impulsó al Salvador a decir: "No hay profeta más grande que Juan el Bautista" (Lucas 7:28). (Véase también "He Must Increase", por Justin Collings, Light Reflections (boletín), enero de 2024, inédito).

¿Hay algún mensaje para nosotros en la vida de Juan el Bautista? ¿Podría ser que a fin de aumentar la santa influencia del Salvador en nuestra vida, otras cosas tendrán que disminuir? Tal vez nuestros sentimientos de orgullo e importancia personal deban disminuir para que Su mansedumbre y misericordia puedan aumentar en nuestros corazones. Tal vez la ira y la contención deban disminuir para dejar espacio para más bondad y compasión.

Todo eso requiere un cambio, y el cambio puede ser difícil. Es posible que necesitemos soltar cosas que hemos estado sosteniendo durante mucho tiempo. Cuando eso parece imposible, es útil recordar que la misión de Juan el Bautista era preparar el camino del Señor, preparar a la gente para recibirlo. Y parte de su mensaje era que "todo valle será llenado, y todo monte y collado será derribado; y lo torcido se enderezará, y los caminos ásperos se allanarán" (Lucas 3:5).

En otras palabras, Jesucristo puede cambiar cosas que parecen permanentes. Él puede llenar nuestro vacío. Puede mover montañas. Él puede enderezar lo que está torcido y suavizar nuestros caminos ásperos. Para recibir estos milagros, disminuimos nuestra desconfianza y duda, y aumentamos nuestra devoción a Él.

Fuente: Música y Palabras de Inspiración (Music and the Spoken Word)

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