Rosa Elisa Egred Navas es una mujer miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en Villavicencio que ha utilizado sus talentos musicales para inspirar a las personas a través de las redes sociales.
“Es mucho más fácil llegar a una persona a través de la música, nadie desecha la música, porque llega al corazón. Usted puede sentir y cuando siente continúa escuchando, abre sus oídos y su mente”, afirma Rosa, quien es miembro de la Iglesia de Jesucristo desde hace 35 años, y actualmente asiste a la rama Emporio, Distrito Villavicencio. Allí enseña a los jóvenes el evangelio y dirige todo lo relacionado con la música.
“Tengo un don especial por la música, lo reconozco y también sé que eso ha podido beneficiar la vida de las personas en los programas en los que he podido participar, dentro o fuera de la iglesia, ha sido una manera especial de que las personas puedan acercarse al Señor”, declara Egred, quien comparte videos donde interpreta himnos de La Iglesia de Jesucristo a través de YouTube en su canal universitario. La producción de estos videos se ha convertido en un proyecto familiar, ya que su esposo, sus hijos y su mamá, aportan ideas para los videos, como en el caso de la iluminación que fue adaptada por su esposo con un trípode y una lámpara.
Rosa Elisa canta desde que lo recuerda, ella proviene de una familia de artistas, sus parientes paternos crearon el circo latinoamericano, Egred Hermanos y sus primos, el cantante de música urbana, Mike Bahía y la cantautora caleña, Mila Egred, hacen parte de la nueva generación musical. “Todo comenzó cuando la directora del colegio me escuchó cantar por un pasillo y me dijo que representaría al salón en el primer festival de la canción, comencé a participar en eventos musicales en el colegio como a los 12 años”, recuerda Egred.
A los 16 años, un representante artístico de México le propuso impulsar su carrera musical y participar en el programa “Siempre en Domingo”, después de meditar y orar decidió rechazar la propuesta, ya que consideraba que podía afectar su relación con el Padre Celestial y el Salvador. “Seguí cantando, pero nunca para ese nivel, es decir, nunca para grabar o para hacer cosas de manera comercial, seguí utilizando el talento que Dios me ha dado, pero de manera muy cercana, para los miembros de la iglesia, para mis hijos, para cosas que me parecían muy importantes”.
Cuando la hermana Rosa Elisa canta, ella dice que se siente más cerca de Dios, “es como si en el momento en el que yo estoy cantando pudiera acercarme a la divinidad y realmente siento que soy yo”, comparte.
La hermana Egred participó en el devocional para hermanas del área, dirigido por la hermana Ruth Falabella, en mayo de este año, quien la invitó para cantar “Dónde halló el Solaz” y “Soy de Valor”, con el fin de alentarlas en estos momentos difíciles de pandemia.
Es estudiante de octavo semestre de Psicología en la Uniminuto, donde hace parte del grupo de mentores, sirvió como misionera en Barranquilla, Colombia, se selló en el templo, donde tuvo la oportunidad de ser obrera con su esposo, y menciona que de los momentos más importantes de su vida, fue el nacimiento de sus hijos.
Quienes la rodean la definen como una persona sensible, obediente y fiel, Jennifer Unda, miembro de la Iglesia y amiga de Rosa, asegura que es “un ángel que brilla con luz propia en esta tierra” y Lucero Bedoya la describe de manera muy similar, “siempre he sentido, literalmente, que es un ángel, es de esas personas que tú conoces y te cambian la vida”.
Sus amigas la definen como una artista de pies a cabeza, “su voz es un instrumento muy poderoso, toca todos los corazones” dice Unda, por su parte Lucero Bedoya asegura que “cuando ella canta nos permite disfrutar de la voz de un ángel, en muchas ocasiones he llorado cuando la escucho cantar”.
Los miembros de La Iglesia de Jesucristo, creen que todos tenemos diferentes talentos y dones que vienen Dios, y estos se magnifican cuando se ponen al servicio de otros.