Carlos Suazo, un joven habilidoso en el tenis de mesa

Carlos Suazo comenzó a jugar tenis de mesa a los 8 años en el centro de reuniones de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en Santa Rosa de Copan, y ahora a sus 11 años de edad ha ganado más de 8 medallas y ha participado en varios torneos en Honduras, El Salvador, Costa Rica, y México.

“El tenis de mesa me recuerda que he heredado cualidades divinas de mi Padre Celestial, por consiguiente tengo un gran potencial que explotar al máximo. Amo este deporte, ha venido a formar en mi carácter: disciplina, perseverancia y un gran entusiasmo en la búsqueda continua a la excelencia.”

 -Carlos Suazo

A Carlos lo conocen en su pueblo como "El Torito del tenis de mesa" por sus grandes habilidades jugando este deporte a su corta edad. 

METAS

Carlos tiene como meta participar en los Juegos Olímpicos representando a Honduras. Ir al Templo cuando cumpla 12 años a participar de las ordenanzas sagradas que en él se realizan. Y aplicar a una beca para estudiar en Brigham Young University (BYU) en Utah, Estados Unidos.

PASATIEMPOS

Aparte de jugar mucho tenis de mesa, a Carlos le gusta leer, trabajar en historia familiar, escuchar música, ver películas, tocar la guitarra, y estudiar inglés.

FAMILIA

Su madre Susan Gonzalez, su padre Carlos Suazo, su hermano mayor Erick Fernando, quien sirvió como misionero en México y su hermana menor Valeria Michelle, han sido una gran influencia y apoyo para Carlos.

 “Es una enorme bendición, que el Padre Celestial me haya regalado esta oportunidad de poder ser participe con El en traer a este estado de probación a Carlos Alonzo y verlo crecer, en todos los aspectos tanto espiritual como secular.”

-Susan Gonzales, madre de Carlos

IGLESIA

Carlos asiste regularmente a la Iglesia y ha participado de varias actividades de servicio a la comunidad. Su líder favorito es el Elder Dieter F. Uchtdorf, de quien le gusta sus “mensajes espirituales con buen sentido del humor”.

SERVICIO

Desde hogares de niños hasta la Teletón, Carlos ha seguido el ejemplo de Jesucristo sirviendo a su prójimo, lo cual lo ha hecho apreciar más la vida y encontrar su propósito en ella.