Nota de prensa

Cómo ayuda la Iglesia de Jesucristo a garantizar la seguridad de una comunidad de Tonga

Un rompeolas construido en la isla de Lifuka protege contra los tsunamis y la erosión

Construcción del rompeolas

El ruido de la construcción interrumpe el usual ambiente isleño tranquilo de la isla de Lifuka, en el grupo de islas Ha’apai del Reino de Tonga.

Sione Fukofuka creció en Lifuka. Ha regresado de los Estados Unidos con conocimiento, experiencia y una exitosa empresa, Pearl Construction, para contribuir con su comunidad por lo recibido. Fukofuka llevó a su equipo de construcción consigo para construir un muy necesario rompeolas acorde a los estándares de construcción estadounidenses que aprendió mientras trabajaba en Oregon, Washington y Hawái.

El rompeolas servirá tres propósitos: primero, resistir impactos de tsunami de hasta 1000 toneladas o poco menos de 2200 kg por cada 2,5 cm cuadrados [4800 libras por pulgada cuadrada]; segundo, eliminar la erosión costera; y tercero, embellecer y restaurar la playa al replantar plantas originarias y cocoteros, y agregar gazebos para picnics.

“Parte de lo que pensé era embellecer la isla que es hogar de nuestro rey, porque esto es historia”, dijo Mo’ale Finau, ministro de justicia y turismo. “Ha’apai […] es crucial en la historia del Reino de Tonga”.

Petición del rompeolas

Al igual que Fukofuka, otras personas nacidas y criadas en Lifuka han pedido fervientemente que se edifique un rompeolas. Entre ellos, se encuentra el actual gobernador de Ha’apai, el honorable Pita Taufatofua, cuya residencia y oficinas como gobernador se encuentran en Pangai, Lifuka. “Se trata de un proyecto de mejora muy necesario. La erosión es bastante grande, no solo en esta área, sino a lo largo de todo el camino desde aquí hasta el siguiente poblado”, dice el gobernador Taufatofua.

Los efectos progresivos de la erosión pusieron en riesgo al Palacio Real de la isla y provocaron la reubicación del hospital, además, ocasionaron que se cerrara una iglesia y se clausurara una torre de radio.

“He solicitado […] que se trabaje en la zona costera”, agrega el gobernador, “y afortunadamente el representante de esta circunscripción asumió el desafío”.

El ministro Finau es ese representante. “Cuando construimos rompeolas, se detiene la erosión, al menos en la parte donde está el rompeolas”, dice el ministro. “A esto lo llamo […] [la] vida de mi gente”.

El ministro Finau es otro ciudadano originario del lugar cuya preocupación por la querida comunidad de su infancia lo mantiene en vela por la noche. “Crecí caminando por la playa”, dice. “Nunca olvido lo que está sucediendo en la costa de mi isla. He orado por eso casi a diario”.

Y él no es el único que se preocupa. El ministro Finau se puso en contacto con Fukofuka, su amigo de la infancia, quien estaba ansioso por ayudar. “Solo viene aquí porque es un gran amigo”, dijo el ministro. “Ambos creemos en nuestra responsabilidad por la gente de esta isla”.

“Estoy ansioso por [salvar] la vida de los habitantes de la isla”, agrega Fukofuka.

La financiación del rompeolas

El proyecto se hizo realidad con la ayuda de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, cuyos líderes reconocieron la vital necesidad de este.

“La Iglesia se centra en las personas. Queremos ayudar a proteger a las personas de las islas de Ha’apai”, dice Sione Tuione, Setenta de Área del Área Pacífico de la Iglesia. “Siempre deseamos trabajar con los gobiernos u otras organizaciones para ayudar a nuestra gente aquí, en Tonga”.

El ministro Finau trabajó con líderes de la Iglesia y del Reino de Tonga para financiar las dos primeras fases de las obras del rompeolas. La idea del ministro consiste en un rompeolas de dos kilómetros compuesto por ocho secciones de unos 300 metros [1000 pies] cada una, que se extienden por la costa suroeste de la isla, el área más vulnerable a los tsunamis y la erosión.

“He dividido el litoral de mi isla en ocho fases a fin de facilitar la recaudación de fondos para su construcción”, dijo el ministro.

Fase 1: Proteger el legado de Tonga

La primera fase comenzó frente a la residencia ancestral real para protegerla del avance del mar, que casi ascendía los escalones del edificio histórico. “El primer rey de Tonga nació y se crio aquí”, dijo el ministro Finau. “Decidí comenzar aquí, porque este es el corazón de la historia del Reino de Tonga”.

De pie, bajo un árbol especial en los terrenos del Palacio Real, el ministro Finau relató el histórico encuentro del primer rey de Tonga con sus soldados.

“El rey dijo a los soldados: ‘A partir de hoy, no habrá más guerra en Tonga. Tonga se convertirá en un país cristiano’. Por aquella declaración del rey, se llamó a este árbol ‘Matuku ’a e Tau’, que significa: ‘Regresen todos a casa. No habrá más guerra a partir de hoy’”.

Antes de la construcción del rompeolas, el área desde la orilla del agua hasta unos nueve metros [30 pies] frente a la residencia ancestral estaba bajo el agua. Los equipos de trabajo rellenaron con tierra el espacio vacío erosionado y agregaron plantas y árboles para restaurar el histórico árbol Matuku ’a e Tau y recuperar los terrenos perdidos del Palacio Real.

Desafíos de la fase 2

A finales de junio, el equipo de Sione Fukofuka estaba inmerso en la fase 2 del proyecto, que comenzó al norte del Palacio Real y continuó más allá de la sede de la policía municipal y la residencia y las oficinas del gobernador, en la localidad de Pangai.

El equipo de Fukofuka trabajó turnos dobles hasta entrada la noche a fin de cumplir con la fecha límite para la ceremonia programada a fin de celebrar la finalización de la segunda sección de 300 metros [1000 pies]. Sin embargo, la pleamar que azota la isla dos veces al día dificultó la colocación de encofrados y el vertido de hormigón para las columnas en forma de contrafuertes llamadas pilares clave, que se erigen cada seis metros [veinte pies] en el rompeolas.

“Teníamos que apresurarnos para terminar lo que estábamos haciendo, y una vez que la marea subía, teníamos que retirarnos del lugar”, dice Fukofuka.

A esa dificultad se suma el problema de romper y eliminar enormes trozos de hormigón reforzado con varillas, que son riesgos biológicos debido al óxido. Los escombros de hormigón se deben a que anteriormente se había colocado hormigón en las playas para reducir la erosión, aunque sin éxito.

Algo que llamó la atención de Fukofuka fue el agua estancada en la carretera paralela a las playas de Pangai, un problema que no se consideró en el plan original del proyecto.

“Esta agua ha estado aquí durante décadas, debido a la pendiente de la calle. La carretera es un poco más alta que el rompeolas, por lo que el agua llega y se queda allí”, dijo el ministro Finau.

La solución: una abertura de unos trece centímetros [cinco pulgadas] creada para una tubería de cloruro de polivinilo (PVC) en el rompeolas y cerca del agua estancada, con una válvula unidireccional que el jefe de la construcción trajo de los EE. UU. “Va a fluir desde la calle, pero si el mar sube, no volverá a entrar”, explicó Fukofuka.

Para completar la instalación, hay una tubería de drenaje enterrada bajo la calle que atraviesa la abertura en el rompeolas, donde se une a la válvula unidireccional.

Fase 2: Finalizada y celebrada

A mediados de julio de 2025, una ceremonia especial en Pangai reconoció los logros alcanzados hasta el momento, y líderes y dignatarios presenciaron la finalización de las dos primeras fases del tan esperado rompeolas. Al dirigirse al grupo en el palacio de justicia de Pangai, el ministro Finau agradeció al equipo de construcción y reiteró la importancia del proyecto del rompeolas.

“Lo que hemos terminado en el puerto es una obra que salva vidas”, dijo. “Estamos protegiendo la costa y el puerto por los próximos cincuenta o cien años. Este rompeolas ciertamente ayudará a proteger la historia de nuestra nación”.

El ministro Finau continuó: “Estoy agradecido a la Iglesia por ayudar en este proyecto. Si esa ayuda no llegaba, no creo que el rompeolas estuviera aquí en este momento”.

Viliami Moale, magistrado superior de la policía de Ha’apai, dijo: “El rompeolas significa la protección y la seguridad de la comunidad y la gente de Ha’apai”.

Fase 3

La financiación de las seis fases restantes de la construcción parece prometedora. El ministro Finau anunció que la fase 3 comenzará después de que Fukofuka y su equipo se tomen dos semanas de merecido descanso y relajación.

“Si el Gobierno neces[ita] nuestra ayuda, estoy seguro de que podemos ofrecerla”, dijo el élder Tuione, de la Iglesia de Jesucristo. “Queremos asegurarnos de quedarnos hasta el final de lo que empezamos. No queremos empezar nada para luego dejarlo a medias”.

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