Vivimos en una época en la que tenemos acceso a más conocimiento que nunca antes. Oprimiendo una tecla o tocando una pantalla, podemos aprender sobre cualquier tema. A nuestro alrededor hay millones de artículos, videos y las últimas noticias del mundo. ¿Será que esta explosión de información nos llena la mente y nos hace más sabios que en cualquier otra época pasada?
La simple acumulación de información no siempre lleva a una conducta más sabia. Todos conocemos personas brillantes que toman decisiones erróneas por carecer de sabiduría. Siempre ha habido tiranos que saben cómo pelear guerras pero no cómo evitarlas.
Una maestra de escuela dijo que podía entrenar a sus alumnos para que tuvieran un resultado perfecto en una prueba de datos concretos, pero que no tendría éxito hasta poder enseñarles a usar esos datos para servir a los demás y hacer de éste un mundo mejor. Para ser útil, el conocimiento debe llevarnos a vivir una vida más productiva.
Temple Square is always beautiful in the springtime. Gardeners work to prepare the ground for General Conference. © 2012 Intellectual Reserve, Inc. All rights reserved. | 1 / 2 |
Antiguamente, el rey Salomón pidió a Dios sabiduría, dando más valor a ella que a las riquezas, la fama y la misma salud. Pero no se necesitan riquezas ni un alto estatus social para ser sabio. Los dilemas de la vida diaria bastan para enseñarnos sabiduría si los encaramos con humildad, compasión, integridad y cometido hacia las normas más elevadas.
Por ejemplo, una lección que aprenderemos es que aunque resulta magnífico conocer detalles, a veces es mejor guardárnoslos y dejar que otros brillen. La sabiduría no tiene tanto que ver con mostrar lo que sabemos sino con cuánto podemos dar a quienes nos rodean. Ésta es una de las razones por las cuales el ser sabios siempre nos hace más felices.
Aunque siempre es bueno ganar conocimiento, también debemos fomentar la sabiduría. Como dijo un sabio humorista, “el conocimiento consiste en saber que el tomate es una fruta, y la sabiduría consiste en no ponerlo en una ensalada de frutas”.
Fuente: Música y Palabras de Inspiración (Music and the Spoken Word)