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Conozca al equipo refugiado olímpico

Equipo refugiado olímpico llama la atención a la crisis mundial de los refugiados.

Diez deportistas refugiados actuaron como un símbolo de esperanza para los refugiados en todo el mundo y llamaron la atención a la magnitud de la crisis mundial de los refugiados al participar en los Juegos Olímpicos de Río 2016.

“Este será un símbolo de esperanza para todos los refugiados en nuestro mundo, y hará que el mundo sea más consiente de la magnitud de esta crisis. También es una señal a la comunidad internacional de que los refugiados son seres humanos hermanos nuestros y enriquecen a la sociedad,” dijo Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional (COI).

Los atletas competirán por el Equipo Olímpico de Refugiados (ROT) — el primero de su clase — marcharon bajo la bandera olímpica inmediatamente antes de la nación anfitriona Brasil en la ceremonia de apertura

Los atletas, su país de origen y deporte son:

Rami Anis (M), Siria, natación.

Yiech Pur Biel (M), Sudán del Sur, atletismo, 800 metros.

James Nyang Chiengjiek (M), Sudán del Sur, atletismo, 400 metros.

Yonas Kinde (M), Etiopía, atletismo, maratón.

Nada Anjelina Lohalith (F), Sudán del Sur, atletismo, 1500 metros.

Rose Nathike Lokonyen (F), Sudán del Sur, atletismo, 800 metros.

Paulo Amotun Lokoro (M), Sudán del Sur, atletismo, 1500 metros.

Yolande Bukasa Mabika (F), República Democrática del Congo, judo 70kg.

Yusra Mardini (F), Siria, natación.

Popole Misenga (M), República Democrática del Congo, judo 90kg

Revelando la composición del equipo, el presidente del COI, Thomas Bach, dijo: “Estos refugiados no tienen hogar, ni equipo, ni bandera, ni himno nacional. Les ofreceremos una casa en la Villa Olímpica, junto con todos los atletas del mundo. El himno olímpico se entonará en su honor y la bandera Olímpica les acompañará en el Estadio Olímpico”.

“Mi sueño, mi primera prioridad, es ayudar a mis padres y a mis hermanos y después de eso ayudar a los otros refugiados,” dijo Rose Nathike Lokonyen.

Cuando Lokonyen tenía 10 años, ella y su familia huyeron de Sudán del Sur para escapar del conflicto y de la violencia, que era parte de un éxodo masivo que ha estado sucediendo durante décadas. Desde entonces ha vivido en el campamento de refugiados de Kakuma en el norte de Kenia, el hogar de cerca de 180,000 personas desplazadas.

“Si mis padres no nos hubieran traído aquí a Kenia por seguro habríamos muerto”, dijo Lokonyen. Los padres de Lokonyen volvieron a casa en 2008, pero decidieron dejarla a ella y a sus hermanos en Kakuma. Es donde ella descubrió su amor por correr. “Empecé a correr cuando yo estaba en la secundaria. Me encanta correr y ahora es mi carrera”.

En una carta que la Primera Presidencia de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días envió a la Iglesia el 27 de octubre de 2015, se expresó gran preocupación y compasión por las millones de personas que han huido de sus hogares en busca de alivio de los conflictos civiles y otras dificultades. La Primera Presidencia invitó a las personas, familias y unidades de la Iglesia a participar, en servicio cristiano, en proyectos locales de ayuda a los refugiados y a contribuir al fondo humanitario de la Iglesia, cuando sea posible.

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