Temple Square is always beautiful in the springtime. Gardeners work to prepare the ground for General Conference. © 2012 Intellectual Reserve, Inc. All rights reserved. | 1 / 2 |
Nikki Hamblin de Nueva Zelanda y Abbey D'Agostino de los Estados Unidos llegaron a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro con aspiraciones de llevarse a casa una medalla en la carrera de 5,000 metros. No alcanzaron su meta de recibir una medalla de oro, de plata o de bronce, pero lo que llevaron a casa fue un premio que capturó la esencia del espíritu olímpico.
Las dos corredoras fueron distinguidas con la medalla Pierre de Coubertin por un acto de bondad que capturó el corazón de millones de personas. El premio es otorgado por el Comité Olímpico Internacional para los atletas que mejor ejemplifican el verdadero espíritu de los Juegos Olímpicos y lleva el nombre del hombre que condujo a la reactivación de los Juegos modernos. Se ha adjudicado solamente 17 veces en la historia olímpica.
A mitad de la carrera Hamblin sufrió una caída en la pista y accidentalmente tropezó con la estadounidense. En lugar de seguir la carrera, las dos quedaron lesionadas en la pista. Hamblin dijo: “Me pregunté qué estaba pasando. ¿Por qué estoy en el suelo? De repente, sentí una mano en mi hombro [y D'Agostino dijo]: ‘Levántate, levántate, tenemos que terminar esto.’ Mentalmente me dije que era cierto. Estos son los Juegos Olímpicos. Tenemos que terminar”.
Hamblin la ayudó a levantarse, pero D'Agostino no pudo continuar y le dijo a Hamblin que siguiera sin ella. Ambas corredoras, finalmente, terminaron la carrera y D'Agostino recibió tratamiento médico, pero Hamblin esperó hasta que se la llevaron en una silla de ruedas.
“Estoy muy agradecida por Abbey y por lo que hizo por mí. Ella representa el espíritu olímpico. Nunca la había visto antes. Nunca la había conocida antes. ¿No es increíble?” dijo Hamblin.
Los Juegos terminaron oficialmente el domingo y cuatro atletas mormones recibieron medallas. La portera Sami Hill ayudó a dirigir el equipo de waterpolo estadounidense para que ganara la medalla de oro. Valerie Adams, de Nueva Zelanda ganó la medalla de plata en el lanzamiento de peso, Sarah Robles obtuvo la medalla de bronce en el levantamiento de pesas, y Taylor Sander, miembro del equipo de voleibol de los Estados Unidos, ganó la medalla de bronce. Más de 20 atletas de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días participaron en Río 2016.
“Me siento muy honrado de estar de pie en el podio con estas personas increíbles”, dijo Sander.