Nota de prensa

Cuando decimos: Mi casa es tu casa

Los hijos de Dios están destinados a estar juntos, si no bajo un mismo techo, entonces en un corazón

Con frecuencia, al recibir a un nuevo visitante se escucha a la gente decir: "Mi casa es tu casa". Con ese tipo de apertura, los visitantes se convierten rápidamente en amigos. Los corazones se abren de par en par y libremente a medida que las personas dan la bienvenida generosamente a otros en sus vidas. Las relaciones son apreciadas. De hecho, ese sentido de comunidad, de pertenencia, es una fuente clave de identidad para las personas de todo el mundo latino.

No importa nuestra cultura o personalidad, nos necesitamos unos a otros. Lamentablemente, muchos de nosotros nos sentimos solos y desconectados, y la conexión digital las 24 horas del día, los 7 días de la semana no parece satisfacer esa necesidad.

Un prominente médico habló recientemente de un paciente que tenía muchos amigos pero poco dinero: "un salario modesto y un estilo de vida humilde. Luego ganó la lotería. De la noche a la mañana, su vida cambió. Renunció a su trabajo y se mudó a una casa grande en una comunidad cerrada". Pero su nueva fortuna tuvo un costo: estaba solo.

Con tristeza en su voz, el paciente dijo: "Ganar la lotería fue una de las peores cosas que me han pasado". Había perdido a los vecinos y amigos que habían traído tanta alegría a su vida, y su salud física y emocional se vio afectada (ver "Cirujano General: Nos hemos convertido en una nación solitaria. Es hora de arreglar eso", por Vivek H. Murthy, New York Times, 30 de abril de 2023, nytimes.com).

Así como una planta necesita agua y luz solar, nuestras almas necesitan amistad. Tenemos que preocuparnos por las personas, y tenemos que saber que ellas se preocupan por nosotros. Necesitamos una comunidad acogedora, donde atraigamos a los demás en lugar de excluirlos, donde las personas y las relaciones importen, donde "mi casa", por humilde que sea, sea siempre "tu casa".

A veces eso significa dar la bienvenida a nuevos amigos a nuestro hogar. Más a menudo, significa darles la bienvenida a nuestras vidas y corazones. Requiere confianza, pero la confianza siempre ha sido el precio de la amistad.

Algunos dirían que esos días han quedado atrás, que es anticuado pensar que la gente puede ser tan abierta y generosa con sus vecinos. Pero no podemos dejar que el amor y la amistad pasen de moda, porque enfrentamos desafíos, globales y personales, que solo podemos superar si trabajamos juntos. Es por eso que siempre dejamos la puerta abierta a nuevas amistades.

Los hijos de Dios esta destinados a estar juntos, si no bajo un mismo techo, sí en un solo corazón. Y un gran primer paso es el espíritu de "mi casa es tu casa".

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