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El élder Ballard, en un momento de su mensaje, presentado en una devocional para obreros de un templo en Utah el año de 2017, recordó cuando tres misioneros peruanos fueron asesinados en Huancayo, Perú. “En el momento en que me enteré, estaba a bordo de un avión rumbo a Lima, pero luego me dirigí a los hogares de las familias de los misioneros”, dijo.
Al reunirse con una de las familias, expresó: “Estoy aquí representando a la Primera Presidencia y al Cuórum de los Doce. Estoy aquí para asegurarle y decirle cuánto le amamos a usted y a su familia, y para asegurarle que sus hijos han sido transferidos al mismo trabajo que hacían cuando trabajaban en Huancayo y que serán suyos para siempre. "
Sin embargo, el padre de uno de los misioneros explicó que su familia se había unido a la Iglesia 13 meses antes gracias a su hijo. Habían sido sellados como familia un mes antes. El afligido padre le dijo al élder Ballard: “Entendemos la gran bendición de tener un templo y entendemos que no hemos perdido a nuestro hijo, sino que nuestro hijo estará separado por un corto tiempo”.
El élder Ballard recordó a los presentes en la devocional, que la obra que se realiza en el templo es de naturaleza eterna. “Así que mi mensaje para ustedes esta noche es: ¡Qué glorioso y maravilloso es ser parte de esta obra grande y noble que llamamos obra del templo!”.
Élder Ballard enseñó sobre la perspectiva celestial
Luego de recordar la experiencia junto a las familias de los misioneros peruanos asesinados, animó a los presentes en la devocional a leer y estudiar las secciones 76 y 138 de Doctrina y Convenios. “Creo que cualquiera que tenga la sección 76 y también la sección 138 de Doctrina y Convenios sabe más acerca de quiénes somos como hijos e hijas de Dios, sabe más acerca de nuestro propósito al estar aquí en la mortalidad y sabe más acerca de lo que nos espera. y cuál será el próximo emprendimiento que emprenderemos en nuestras vidas”.
La sección 138, en particular, es un punto focal para todos aquellos que trabajan en la casa del Señor, señaló el élder Ballard, y contiene la visión del presidente Joseph F. Smith sobre la obra de redención de los muertos. Le fue revelado al presidente Joseph F. Smith, bisabuelo del élder Ballard, poco después de que su hijo, el abuelo del élder Ballard, Hyrum Mack Smith, muriera repentinamente de una rotura del apéndice a los 44 años.
“A veces, cuando estamos en los momentos más profundos de prueba, cuando estamos pasando por los momentos más difíciles física, emocional, mental, espiritualmente... es cuando realmente llegamos a conocer a Dios”, dijo el élder Ballard.
Los visitantes al templo podrían cruzar las puertas de estos edificios pesadamente cargados y buscando consuelo. “Que Dios los bendiga con sus sonrisas, con su apretón de manos o espíritu de bienvenida, su ternura y consideración mientras realizan un trabajo sagrado en la casa del Señor para que encuentren consuelo y encuentren paz en la casa del Señor, en el Templo."
El élder Ballard dijo a los trabajadores del templo que valoraran el tiempo que pasaban sirviendo en el templo. “Que la paz del Señor esté con cada uno de ustedes en sus hogares, en sus familias, y que los justos deseos de sus corazones les sean concedidos al realizar esta sagrada y santa obra en la casa del Señor”.
En aquella oportunidad, el élder Ballard estuvo acompañado por su esposa, la hermana Barbara Ballard, y el élder Joni L. Koch , setenta autoridad general. El presidente del templo, Ralph W. Smith, dirigió la reunión.