El Día Mundial de los Océanos fue creado el 8 de junio del año 1992 durante la cumbre de la Tierra en Río de Janeiro, por la Organización de las Naciones Unidas. Esta iniciativa ofrece cada año una oportunidad para rendir tributo a todos los océanos y motivar la movilización internacional en su defensa.
Los océanos cubren el 71% de la superficie de la tierra y son fundamentales para el funcionamiento del planeta. Constantemente los mares se enfrentan a diversos y graves peligros causados por la actividad del ser humano, entre los que se encuentran: la sobre explotación de sus recursos naturales, la destrucción y modificación de sus hábitats y la contaminación de sus aguas y sus habitantes.
Tomando en cuenta el daño que estas actividades ocasionan al ecosistema, resulta imperante concientizar a nivel mundial sobre esta situación, a fin de evitar la destrucción de este recurso natural imprescindible, como lo es el agua.
Los océanos representan el gran pulmón del mundo, ya que de ellos obtenemos el oxígeno, y en su ciclo natural se da un proceso de filtración y purificación del aire.
Otro de sus grandes aportes tiene que ver con el suministro del alimento para los seres humanos, además de ayudar al equilibrio ambiental en todos los países, y ser un medio de donde se extraen recursos energéticos como el gas o el petróleo, metales preciosos, así como para el intercambio económico y comercial alrededor del globo.
El programa de voluntariado “Manos que Ayudan” de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, los últimos siete años anteriores a la pandemia del COVID-19 en coordinación con otras instituciones públicas y privadas ha desarrollado la actividad de servicio: “Limpieza de Costas” a nivel nacional con el fin de ayudar a mantener el océano más limpio y animar a la comunidad a mantenerlo libre de contaminación.