Nota de prensa

El árbol de la vida

Un árbol simbólico de la vida, que representa una conexión entre el cielo y la tierra y nuestro anhelo por lo eterno, es una de las cosas que muchas religiones del mundo tienen en común

A pesar de todas sus diferencias, hay algunas cosas que muchas de las religiones del mundo comparten en común. Uno de ellos es el árbol simbólico de la vida, que representa una conexión entre el cielo y la tierra y nuestro anhelo por lo eterno. En algún lugar profundo del interior, todos queremos saber si la vida continúa, que nuestra existencia tiene un significado más allá del aquí y ahora, y que sus propósitos no comienzan con el nacimiento, ni terminan con la muerte.

Poco después de que una joven familia se mudara a su primer hogar, plantaron un árbol en su patio trasero. Tenía exactamente la misma altura que su hija de 2 años, por lo que lo llamaron su árbol. Durante un tiempo, el árbol y la niña parecieron crecer aproximadamente al mismo ritmo. Pero en poco tiempo, cuando la niña ayudó a regar y cuidar el árbol, rápidamente la superó.

Ella y sus amigos pasaban muchas tardes de verano jugando debajo y alrededor del árbol, trepando a sus ramas y, a veces, dejando sus juguetes cerca de su tronco. A medida que crecía, a menudo se sentaba a leer a su sombra. Y a veces, cuando quería estar sola, iba a la tranquilidad de su árbol a pensar.

Eventualmente, la niña se convirtió en mujer y se fue a la universidad. Ahora tiene una casa propia, pero el árbol permanece, y todavía regresa a visitarlo de vez en cuando. Mientras mira las ramas que se extienden hacia el cielo y se apoya contra el tronco grueso y robusto que agarra la tierra con tanta firmeza, recuerda que ella y su árbol alguna vez fueron del mismo tamaño, y piensa en todo lo vivido y en el crecimiento que ambos han visto, y que aún verán en los años venideros.

De alguna manera, este árbol se ha convertido en su árbol de la vida. No da el fruto que promete la inmortalidad, pero sí la ayuda a sentirse conectada con el cielo. Y vincula su pasado con su futuro. Puede ser difícil ver el crecimiento en nosotros mismos, pero cuando miramos un árbol poderoso que una vez conocimos como un retoño, se nos recuerda el potencial dentro de cada uno de nosotros. No importa cuán pequeños nos sintamos ahora, fuimos creados para crecer, para extender nuestras ramas y para dar frutos que dan vida.

Fuente:  Música y palabras de inspiración

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