
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días ha enseñado desde sus inicios la importancia de la familia y su lugar sagrado en el plan del Padre Celestial. Él estableció las familias para traernos felicidad, ayudarnos a aprender principios correctos en un ambiente amoroso y prepararnos para la vida eterna.
En un mundo de agitación e incertidumbre, es más importante hacer de la familia el centro de nuestras vidas y darle prioridad absoluta. En la declaración de “La Familia: Una proclamación para el mundo” se explica la naturaleza divina de la familia y cómo deben tratarse y nutrirse las relaciones familiares.
"La familia es ordenada por Dios. El matrimonio entre el hombre y la mujer es esencial para Su plan eterno… la felicidad en la vida familiar tiene mayor probabilidad de lograrse cuando se basa en las enseñanzas del Señor Jesucristo." -La Familia: Una Proclamación para el Mundo.
Según la doctrina de la Iglesia, un matrimonio efectuado en uno de los templos de la Iglesia no se disuelve con la muerte, siempre y cuando la pareja permanezca fiel a sus convenios del templo. Así, la relación de familia perdura más allá de la tumba, y los miembros de la familia pueden progresar por la eternidad de forma individual.