Hay quienes creen que la mayor meta en la vida es no tener que trabajar. Es posible que esto suene atractivo, pero, tarde o temprano, la experiencia nos enseña que el ocio no siempre produce felicidad. El trabajo honrado es una parte esencial de una vida feliz y saludable, y aunque no represente una necesidad económica, sí es crucial en lo espiritual.
Mientras crecía en una granja en el oeste de Canadá, un jovencito aprendió una valiosa lección sobre el trabajo. Cerca de su casa había un camino que separaba dos granjas. El muchacho advirtió que los cultivos de un lado del camino siempre parecían ser abundantes, mientras que los del otro lado se veían escasos, y se preguntaba por qué eran tan diferentes. La lluvia caía sobre ambos campos, y el sol brillaba del mismo modo, pero, las plantas que crecían tan saludables en una granja eran débiles en la otra.
Con curiosidad, el jovencito observó el trabajo de los dos granjeros, y no le llevó mucho tiempo notar que el dueño de la cosecha exitosa dedicaba mucho tiempo a arar, plantar, y quitar la maleza, mientras que a su vecino rara vez se le veía en el campo.
Temple Square is always beautiful in the springtime. Gardeners work to prepare the ground for General Conference. © 2012 Intellectual Reserve, Inc. All rights reserved. | 1 / 2 |
Con esa poderosa enseñanza en su corazón, el muchacho creció y llegó a ser un laborioso hombre de negocios, político, y líder religioso. Al recordar sus observaciones en cuanto a aquellas granjas, dijo: “Debemos aprender a poner nuestras prioridades en orden. Nadie puede tener éxito en ninguna empresa a menos que dedique el debido esfuerzo en el momento preciso”.
Claro que trabajar mucho es tan dañino como descansar en exceso. Todos necesitamos el descanso y el recreo, pero estos se disfrutan y nos satisfacen más después de haber dado nuestro mayor esfuerzo a un trabajo significativo.
El trabajo es una buena terapia para resolver muchos problemas, y es uno de los mejores antídotos contra las preocupaciones y el aburrimiento. Cuando sentimos que un reto o una tarea sobrepasa nuestra capacidad natural, lo que quizá nos falte en aptitud, lo compensaremos con un esfuerzo constante.
Como enseñó otro sabio líder religioso, “El privilegio de trabajar es un don, el poder de trabajar es una bendición, y el amor por el trabajo es éxito”.
Fuente: Música y Palabras de Inspiración (Music and the Spoken Word)