Nota de prensa

El COVID-19 no impide que los líderes de la Iglesia desempeñen deberes pastorales esenciales

La fuerza de la Iglesia de Jesucristo está determinada en gran medida por la fortaleza de sus obispos y presidentes de rama.

La pintura al óleo del difunto apóstol, presidente Boyd K. Packer, “La yunta del obispo” muestra un par de caballos de trabajo de pie en un surco con las riendas colgadas sobre el arado — su dueño no está a la vista. Ese cuadro pastoral se inspiró en las acciones de un obispo/agricultor verdadero llamado Emery Wight que, sin dudarlo, dejó su trabajo agrícola (y su yunta) para ayudar a alguien de su barrio que lo necesitaba.

“La imagen de esa yunta de caballos parados durante horas en el campo simboliza la dedicación de los obispos de la Iglesia y de sus consejeros que están con ellos”, escribió el presidente Packer en su libro “La tierra te enseñará”.

 

La fuerza de la Iglesia está determinada en gran medida por la fortaleza de sus obispos y presidentes de rama. Esos hombres poseen las llaves esenciales del sacerdocio — sirven en el frente de la Iglesia y cuidan de todas las personas en sus respectivas unidades.

Para generaciones de santos de los últimos días, el obispo es el poseedor del sacerdocio a quien tradicionalmente recurren para orientación espiritual, bendiciones y aliento. Él es el hombre al que buscan — al estilo Emery Wight — para que detenga lo que esté haciendo y les sirva.

Pero la actual pandemia está alterando la forma en que los obispos y los presidentes de rama realizan sus llamamientos. Ya no presiden los servicios del día de reposo en los centros de reuniones. Las entrevistas personales generalmente se realizan en forma virtual. Las prácticas de distanciamiento social se han convertido, al menos por ahora, en procedimientos normales.

Aun así, su cargo ministrante es quizás más esencial que nunca en un momento de incertidumbre y temor.

“Obviamente no tengo tantas entrevistas personales, lo que ha sido difícil”, dijo el obispo Scott Newman, quien preside el Barrio Harvest Park 2º., en la Estaca Riverton Utah Harvest Park. “Siempre es maravilloso estar sentado frente a alguien — y gran parte de nuestra comunicación es no verbal”.

El obispo Greg Byers, del Barrio Yale (mandarín), Estaca Irvine California, dijo que lo más destacado de sus deberes eclesiásticos “es simplemente estar con las personas y visitarlas en persona — y ahora eso está haciéndose virtualmente, a través de los recursos en línea.

Aun así, el obispo Byers y sus compañeros obispos/presidentes de rama de todo el mundo “intentan ser una voz para el barrio”.

Los correos electrónicos, los mensajes de texto, los boletines en línea, las entrevistas virtuales de recomendación para el templo, las conversaciones sobre la dignidad personal y, por supuesto, las videoconferencias son las herramientas ministrantes de los obispos y presidentes de rama de la era COVID.

El obispo José Fernando Zambrano, del Barrio Granjas, Estaca Cali San Fernando Colombia, dijo que su congregación está descubriendo su propia capacidad de adaptación durante la pandemia. La utilización de aplicaciones como Zoom y WhatsApp se ha vuelto esencial, “muchos de nuestros miembros han tenido que aprender nuevas tecnologías”.

Aunque están agradecidos por la tecnología que permite la comunicación, los obispos y los presidentes de rama enfatizaron que la guía divina sigue siendo su recurso de comunicación más confiable.

“Nos estamos volviendo más sensibles y receptivos al Espíritu”, dijo el Obispo Jaime Galaviz, del Barrio Silla, Estaca Monterrey México Los Ángeles.

El obispo Keith Grunig preside un barrio en el oeste rural de Nebraska que se extiende a través de múltiples condados. Los jóvenes del Barrio Sidney (Nebraska), Estaca Cheyenne Wyoming Este, asisten a ocho escuelas preparatorias diferentes. Dada la gran distancia que separa a los miembros del barrio, las reuniones dominicales, desde hace mucho tiempo atrás, habían servido también para desarrollar la “inmunidad espiritual”.

Además de la salud y el bienestar económico de sus feligreses, la mayor preocupación del obispo Grunig durante la pandemia es seguir manteniendo a las personas conectadas.

“Hemos tenido que descubrir cómo llegar a las personas y proporcionar algún tipo de estructura”, dijo él. “Los miembros realmente se extrañan mutuamente. Somos una familia. Y por eso las personas vienen a la Iglesia, porque les encanta estar juntas”. Así es que, de manera tradicional, el obispo Grunig y otros dividen su tiempo entre la ministración personal (generalmente realizada por teléfono) y reuniones más grandes (realizadas a través de plataformas de reuniones virtuales).

Algunos obispos incluso informan de una mayor productividad en sus reuniones de consejo de barrio porque el coronavirus ha agudizado la conciencia de las necesidades en las Sociedades de Socorro y los cuórums del sacerdocio.

Los obispos y los presidentes de rama siguen siendo mentores clave para los misioneros de tiempo completo que regresan a casa. Tradicionalmente, eso significa dar consejos sobre decisiones educativas y de cortejo. Pero en las últimas semanas, inesperadamente han dado la bienvenida a miles de misioneros debido a la pandemia mundial. Muchos de estos élderes y hermanas tienen mucha necesidad de orientación sobre qué deben hacer a continuación.

“Te sientes desconsolado por muchos de estos misioneros que apenas estaban empezando”, dijo el obispo Newman. “Así que, me mantengo en contacto con ellos; y estamos haciendo todo lo posible para asegurarnos de que estén al día con sus habilidades del idioma y la enseñanza, así como alentar a sus padres y familias a usarlos para enseñar lecciones de ‘Ven, sígueme’ en casa”.

Las grandes reuniones virtuales se están volviendo cada vez más comunes, y ofrecen oportunidades a los obispos y presidentes para mantener sus unidades socialmente conectadas — incluso cuando las personas y las familias adoran y estudian en casa.

El obispo Byers utilizó recientemente una videoconferencia devocional del día de reposo para permitir que una joven compartiera con otros miembros del barrio algunas experiencias de su reciente misión.

Él habla sobre los beneficios personales de usar las videoconferencias, el poder “compartir mis sentimientos por los miembros del barrio. Pudieron escuchar mi voz, pudieron verme y yo pude verlos también. Nos ayudó a sentirnos conectados”. El barrio del obispo Galaviz, en México, mantiene un canal digital dedicado para compartir mensajes grabados de los miembros del barrio, y agregó que compartir testimonios “fue maravilloso”.

Nada puede reemplazar el compañerismo del día de reposo y la edificación social de la adoración física junto a otros santos de los últimos días. Pero las maravillas que ve el obispo Zambrano son el poder de los mensajes que se transmiten regularmente en las reuniones virtuales de su barrio.

Los protocolos de las videollamadas ayudan a mantener el orden durante el estudio y análisis del evangelio en grupo. En lugar de levantar la mano para compartir experiencias o hacer preguntas, “los miembros simplemente usan la función de chatear para compartir comentarios o para pedir hablar”, dijo el obispo Zambrano.

Por definición, un buen obispo o presidente de rama es optimista. Durante tiempos difíciles, mantienen a su rebaño enfocado en los días mejores que están por venir. Muchos ahora esperan con ansias ese futuro día de reposo cuando puedan reunirse físicamente nuevamente con su barrio para compartir los sacramentos, orar, cantar y adorar todos juntos. “Casi no deseo dirigir [la reunión sacramental] esa semana, porque me será difícil no conmoverme”, dijo el obispo Grunig. “Solo puedo imaginar que ese día será como las reuniones al otro lado del velo, y simplemente estar con personas que no has visto en mucho tiempo”.

Fuente: CHURCH NEWS ESPAÑOL

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