La fecha fue escogida por ser el día en que nació uno de los personajes más creativos e influyentes de la historia, como fue Leonardo Da Vinci.
Tras un año de pandemia, confinamientos y restricciones por COVID-19, es el mejor momento para valorar la economía creativa, como una forma de salir de la crisis mundial.
Aunque parezcan definiciones distintas, tanto la creatividad como la innovación van cogidas de la mano. La creatividad se refiere a ideas o pensamientos novedosos, que para que se concreten, es necesaria la puesta en marcha de planes innovadores que se transformen luego en una realidad palpable.
Hoy se necesita más que nunca de mujeres y hombres creativos e innovadores, ya que personas con estas habilidades son las que se requieren para el desarrollo y bienestar de las comunidades.
La creatividad e innovación pueden desarrollarse si se ponen en marcha una serie de ejercicios, que a muchas personas le han resultado muy efectivos. Sólo bastará tener la constancia, la disciplina y la motivación para alcanzar resultados satisfactorios.
El élder Robert D. Hales, del cuórum de los Doce Apóstoles expresó que la creatividad es un proceso espiritual, y enseñó: “todos tenemos la capacidad para producir obras creativas en nuestras actividades diarias. La creatividad también puede utilizarse para encontrar soluciones a los problemas cotidianos al desarrollar nuevas formas de abordar los problemas”.