En la ciudad de San Pedro Sula situada en el departamento de Cortés, a 254 kilómetros de la Ciudad de Tegucigalpa, Honduras, fue dedicado el Templo de San Pedro Sula; Honduras siendo el segundo templo del país y el décimo tercero en Centroamérica.
El élder Dale G. Renlund, miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, presidió la ceremonia de dedicación la cual fue transmitida a todos los miembros de la Iglesia de la región norte del país. Al élder Renlund lo acompañó su esposa Ruth, junto al élder Craig C. Christensen, del Departamento de Templos y su esposa Débora Jones, así como el élder Patricio M. Giuffra, Primer Consejero de la Presidencia del Área Centroamérica y su esposa María Eugenia.
La mañana del domingo 13 de octubre, un día muy esperado por miles de Santos de los Últimos Días, donde niños, jóvenes y adultos expresaban regocijo al asistir a la ceremonia de dedicación del Templo de San Pedro Sula, Honduras, que se llevó a cabo en dos sesiones: la primera a las 10:00 a.m. y la segunda a la 1:30 p.m., transmitidas en vivo a los centros de reuniones de la región.
El élder Renlund compartió un mensaje especial sobre la dedicación del templo, invitó a los miembros de la Iglesia a hacer y guardar múltiples convenios con Dios que les permitirá fortalecer el vínculo que tienen con Él.
Conocer a Jesucristo tal como Él los conoce
Las palabras del élder Renlund tocaron el corazón de los presentes al expresar del amor de Dios al enviar a Jesucristo a la tierra para realizar Su sacrificio expiatorio y atraer a todas las personas hacia Él.
“Aquellos que son atraídos a Él eligen arrepentirse, bautizarse en Su nombre, recibir el Espíritu Santo y perseverar hasta el fin. Estos son aquellos cuyos pecados Él ha tomado sobre sí; estos son aquellos por quienes ha muerto”. Estos son aquellos que fueron “lavados y limpiados de todos sus pecados”. Jesucristo “espera con los brazos abiertos, con la esperanza y disposición de sanarnos, perdonarnos, limpiarnos, fortalecernos, purificarnos y santificarnos”, les expresó e invitó a conocer a Jesucristo tal como Él los conoce a ellos, y les dijo: “Saber esto es un don espiritual que no depende del género ni del oficio del sacerdocio. Depende de que seamos merecedores de ese don”. Mencionando que él sabe de manera absoluta que Jesucristo vive, pero ellos necesitan saberlo por ellos mismos.
Mayor acceso al poder de Dios
Haciendo referencia al río Cangrejal, un río hondureño que nace en Jutiapa en el departamento de Atlántida y desemboca en la ciudad de La Ceiba en la costa del Caribe en el norte de Honduras, el élder Renlund hizo una analogía al comparar múltiples convenios con Dios y con el río Cangrejal.
“El río Cangrejal se encuentra a menos de doscientos kilómetros de aquí. Nace de muchos arroyos y ríos que bajan de las altas cumbres de la cordillera Nombre de Dios. Tres ríos, el río Viejo, el río Blanco y el río Yaruca, se unen para crear el poderoso río Cangrejal. Una vez formado, se precipita en un profundo cañón y finalmente cae hasta el nivel del mar en el mar Caribe, lo que lo convierte en uno de los ríos más escarpados de Centroamérica.
Para que el río Cangrejal se vuelva poderoso, necesita de los tres ríos menores. De manera similar, para que lleguemos a ser quienes Dios quiere que seamos, necesitamos hacer más de un convenio con Él. Él quiere que seamos bautizados, investidos y sellados en familias. Estos convenios múltiples son secuenciales y acumulativos en nuestra relación con Dios”.
El élder Renlund mencionó que cada convenio es como añadir un afluente a un río y añadió “Así como cada afluente fortalece al río Cangrejal, cada convenio nos da mayor acceso al poder de Dios”.
En cada una de las sesiones, al terminar su mensaje, el élder Renlund llevó a cabo la oración dedicatoria. En la oración mencionó:
“Te damos gracias por los Santos de los Últimos Días de este distrito del templo que te han servido fielmente durante años. Estamos agradecidos por sus ejemplos y por los sacrificios que han hecho. Estamos agradecidos por los miembros en Honduras y en todo el mundo que han contribuido con los recursos necesarios para construir el templo. Pedimos que derrames bendiciones adicionales sobre ellos debido a su fidelidad.
Reconocemos que el templo no es solo un bello edificio, sino un lugar sagrado en el que se pueden llevar a cabo sagradas ordenanzas que permiten a Tus hijos en ambos lados del velo hacer y cumplir convenios contigo. Te damos gracias por poder acercarnos a Ti, vincularnos con más fuerza a Ti y que Tu amor divino puede hacerse más profundo a medida que hacemos y guardamos tales convenios.
…Rogamos por todos los que se encuentran en el distrito del templo, especialmente los vulnerables que están entre nosotros. Rogamos que Tú bendigas a todos los que sufren de cualquier modo. Por favor, ayúdalos y bendice a aquellos que intentan aliviar el dolor y ofrecer esperanza. Que los Santos de los Últimos Días fieles de este distrito del templo sean como levadura que pueda invocar Tus bendiciones sobre toda persona en el área de San Pedro Sula. Rogamos que Tú bendigas y prosperes a esta nación elegida de Honduras con paz, protección y prosperidad. Te pedimos que inspires y fortalezcas a los líderes gubernamentales quienes facilitan la libertad que permite la seguridad y el bienestar de todos Tus hijos. Ayuda a esos líderes a tener una disposición favorable a facilitar el progreso de la obra de Tu Hijo”.
Durante las sesiones de dedicación participaron dos coros de Jóvenes entre los 16 a 25 años. Las sesiones fueron transmitidas en vivo en español para los participantes que asistieron al templo, así como a cada centro de estaca.
Durante las sesiones de dedicación participaron dos coros de jóvenes entre los 16 a 25 años. Las sesiones fueron transmitidas en vivo para los participantes que asistieron al templo, así como a cada centro de reuniones de la Iglesia.