Un querido libro infantil de hace décadas contiene esta aguda observación: "Una persona que tiene buenos pensamientos nunca puede ser fea. Puede tener una nariz torcida y una boca torcida y una papada y dientes que sobresalen, pero si tiene buenos pensamientos, brillarán en su cara como rayos de sol y siempre se verá encantadora" (ver "Los Cretinos" de Ronald Dahl).
Buenos pensamientos, pensamiento positivo, optimismo, esperanza, no importa cómo lo llamemos, es poderoso. Y ese poder va mucho más allá de hacer que una persona se vea más encantadora. Los buenos pensamientos cambian la forma en que vemos la vida, lo que a su vez afecta las decisiones que tomamos. Así que probablemente no sea una exageración decir que los buenos pensamientos pueden cambiar el curso mismo de nuestras vidas.
Temple Square is always beautiful in the springtime. Gardeners work to prepare the ground for General Conference. © 2012 Intellectual Reserve, Inc. All rights reserved. | 1 / 2 |
Este principio se ilustra en un cuento popular sobre dos empleados de un zapatero. Ambos fueron asignados a viajar a una región remota y vender zapatos a las personas que vivían allí. Después de varios días de arduo trabajo, ambos empleados informaron al zapatero. Uno se desanimó, declarando: "Qué pérdida de tiempo. Ninguna de estas personas usa zapatos". Pero el segundo vio las cosas de manera diferente, exclamando: "¡Qué gran oportunidad! ¡Ninguna de estas personas usa zapatos!" (Ver "¿Disposición o disciplina?" por Michael Josephson en whatwillmatter.com). Ambos tenían la misma tarea y los mismos desafíos; la diferencia estaba en la forma en que pensaban sobre todo. Una perspectiva positiva produce resultados positivos.
Eso no significa que las personas con buenos pensamientos nunca experimenten malos momentos. Los buenos pensamientos no nos protegen de los problemas, pero pueden mantenernos en marcha cuando se presentan problemas. Los buenos pensamientos nos dan un sentido de esperanza y paz, de fuerza y resolución. Los buenos pensamientos dan sentido y dirección a nuestras actividades diarias. Los buenos pensamientos nos capacitan para construir y bendecir la vida de los demás, algo que es tan necesario en un mundo lleno de ira y negatividad.
Lo mejor de todo es que los buenos pensamientos pueden llevarnos a Dios, el Creador de este hermoso mundo y el dador de todo lo bueno, incluyendo, por supuesto, los buenos pensamientos, porque todo lo que es bueno viene de Dios.
Fuente: Música y Palabras de Inspiración (Music and the Spoken Word)