Nota de prensa

El poder de trabajar es una bendición y el amor por el trabajo es un triunfo

El trabajo es un importante principio del Evangelio; fomenta el progreso y nos ayuda a desarrollarnos

El trabajo es una parte necesaria de la vida en la tierra que nos brinda el medio de proveer para nuestra familia. Dios requiere que los padres y las madres provean para sus hijos. En “La Familia: Una Proclamación para el Mundo”, se nos dice que “el padre debe presidir la familia con amor y rectitud y es responsable de proveer las cosas necesarias de la vida para su familia y de proporcionarle protección […]; el padre y la madre, como compañeros iguales, están obligados a ayudarse el uno al otro. La discapacidad, la muerte u otras circunstancias pueden requerir una adaptación individual”.

El trabajo es un importante principio del Evangelio; fomenta el progreso y nos ayuda a desarrollarnos. Dios condena la ociosidad y nos insta a “hacer muchas cosas de [nuestra] propia voluntad” (véase Doctrina y Convenios 58:27). El Señor no solo quiere que proveamos para nuestra familia, sino que también estemos “anhelosamente consagrados a una causa buena. Tener un buen trabajo es importante para que podamos proveer mejor para la familia y servir fielmente en la Iglesia.

Desde el principio, el Señor le mandó a Adán que cultivara la tierra, ejerciera dominio sobre las bestias del campo y se ganara el pan con el sudor de la frente. “Siempre me ha interesado la frecuencia con que nos advierten las Escrituras que cesemos de ser ociosos y que seamos productivos en todos nuestros esfuerzos […]. El enseñar a los hijos el gozo del trabajo honrado es uno de los dones más grandes que podemos otorgarles” (L. Tom Perry, “El gozo del trabajo honrado”, Liahona, enero de 1987).

“Démonos cuenta de que el privilegio de trabajar es un don, que el poder de trabajar es una bendición y que el amor por el trabajo es un triunfo” (David O. McKay, Pathways to Happiness, 1957, pág. 381).

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