Un día domingo, hace casi 400 años, el 10 de agosto de 1628 para ser exactos, en un astillero de la armada en Estocolmo, la poderosa nave sueca Vasa se hizo a la mar. Construido por orden del rey, el buque sería el coloso de los océanos, símbolo de la riqueza y el poderío militar de la nación.
Una entusiasta multitud se congregó para presenciar la partida del Vasa en su viaje inaugural. Pero en pocos minutos, al viento llenar sus velas, la nave se ladeó bruscamente, el agua empezó a filtrarse por las ventanillas de los cañones y, debido a un diseño defectuoso, la magnífica embarcación comenzó a hundirse. Ante la mirada de miles de personas, el Vasa lentamente fue desapareciendo en las profundas aguas del puerto de Estocolmo. Pero ese no es el final de la historia.
Temple Square is always beautiful in the springtime. Gardeners work to prepare the ground for General Conference. © 2012 Intellectual Reserve, Inc. All rights reserved. | 1 / 2 |
Más de tres siglos después, un grupo de audaces ingenieros, buzos, y arqueólogos marinos se propusieron ir por el Vasa. Tras años de arduo trabajo para localizar y rescatar la impresionante nave de guerra, esta finalmente emergió de su oscuro sepulcro submarino, ante la algarabía de una nueva multitud de espectadores. Hoy el Vasa es la embarcación mejor preservada del siglo 17, exhibida en el renombrado Museo Vasa en Estocolmo, Suecia, en donde millones de visitantes al año se enteran de su increíble historia.
Es un relato de objetos perdidos y encontrados, de sueños destrozados y esperanzas renovadas. El Vasa enseña muchas lecciones: Planificación cuidadosa y ejecución prudente, grandes esfuerzos y perseverancia, trabajo en equipo y comunidad, redención y recuperación.
Hay algo de valor universal en esa historia. ¿No abrigamos todos dignas expectativas y grandes esperanzas que no llegan a cumplirse? Las tragedias pueden hacernos sentir que nos hundimos, pero ese no es el fin de nuestra historia. Ninguno de nosotros es un buque naufragado, destinado a permanecer abandonado en las profundidades del dolor. Todos somos dignos de un rescate, y aun aquellas empresas que tuvieron un comienzo desastroso, pueden tener un fin heroico.
El Vasa es un testimonio de que aquello que una vez se perdió puede encontrarse, y de que lo que una vez fue magnífico puede volver a serlo. Valor, renovación, y esperanza, esa es la historia del Vasa.
Fuente: Musical y Palabras de Inspiration (Music and the Spoken Word)