Nota de prensa

El puente de Carlos, símbolo de fortaleza, unidad y esperanza

La unidad es posible y digna de cualquier esfuerzo por superar todo obstáculo

Praga, la capital de la República Checa, en el corazón de Europa, está rodeada, por todas partes, de hermosos sitios históricos. El autor alemán Goethe, se refirió a esta ciudad como “la más preciosa gema de la corona del mundo”.

Esta obra gótica de piedra, conocida como el puente de Carlos, es una de las estructuras más famosa del mundo, y se le considera una de las más imponentes. El puente, cuya construcción encargó el rey de Bohemia en el siglo 14, cruza el río Moldava, conectando las dos partes de la ciudad, y conduce hacia el Castillo de Praga en la colina.

Pero en muchos aspectos, el puente de Carlos, más que un punto de conexión, es un símbolo de fortaleza, unidad y esperanza. Piense en los millones de personas que lo han cruzado a lo largo de los siglos: viajeros, mercaderes, hostiles combatientes, y amigables visitantes. El puente ha sobrevivido guerras, ocupaciones, desastres naturales, y la vida cotidiana de una alborotada ciudad por más de 600 años. También ha sido un nexo para Praga, la República Checa, y para toda Europa.

 

Eso es lo que hacen los puentes: conectan personas y superan barreras de otro modo insalvables. Nos unen de quienes en otras épocas estuvimos distanciados. Nos permiten interactuar, cooperar, y entendernos mutuamente. Al haber tantas fuerzas que nos separan, necesitamos más de estos puentes que sirvan para nutrir la esperanza.

Václav Havel, el renombrado escritor checo y el primer presidente de la república, seguramente cruzó este puente muchas veces. “La esperanza no es la convicción de que algo saldrá bien”, dijo, “sino la certeza de que algo tiene valor, más allá de cómo resulte”.

Definitivamente, el puente de Carlos ha pasado por momentos buenos y malos, horas de oscuridad y de luz, y en medio de todo ello, sigue erguido, fuerte y firme, como un recordatorio de que la unidad es posible y digna de cualquier esfuerzo por superar todo obstáculo. No importa cuán profundas, turbulentas, y agitadas sean las aguas, siempre hay formas de alcanzar la otra margen de nuestras diferencias, de conectarnos, y de hallar una senda hacia la esperanza.

Reflexión muy a tono de todo lo que vivimos en Perú con las acciones conjuntas y amistosas del consejo nacional interreligioso que se ha dedicado en estos últimos años ha construir puentes de diálogo y compresión entre las confesiones religiosoas y entre ellas y el gobierno con el único fin de tener logros que nos permitan crecer como sociedad y ser vistos con honor ante los ojos de un mismo Creador.

Fuente parcial: Música y Palabras de Inspiración (Music and the Spoken Word)

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