¿De qué manera un grupo de personas con diferentes antecedentes y perspectivas sobre la vida llega a ser una comunidad unida? Un conocido columnista de los Estados Unidos cree que la respuesta está en la forma como nos percibimos los unos a los otros. “En eso consiste una comunidad”, dice, “grupos de personas que velan las unas por las otras, que se interesan profundamente por los demás; que en verdad dedican tiempo a formar lazos de amistad y que cuentan el uno con el otro. Todos esos elementos son lo que nos mantienen unidos como sociedad”.
¿Es posible que eso suceda? El columnista afirma que sí, cuando buenos maestros procuran ver el interior de sus alumnos, o un matrimonio se ve entre sí del mismo modo. Ese tipo de interés supera los estereotipos y las apariencias, y tiende puentes de comprensión.
- Álamos que forman parte del Pando Clone crecen cerca de Fish Lake en Utah. Credit: Shutterstock
- ¿De qué manera un grupo de personas con diferentes antecedentes y perspectivas sobre la vida llega a ser una comunidad unida?
- Si llegáramos a ver el interior de las demás personas, comprenderíamos que tenemos raíces comunes y que nos necesitamos los unos a los otros. Es allí donde nos fortalecemos
Temple Square is always beautiful in the springtime. Gardeners work to prepare the ground for General Conference. © 2012 Intellectual Reserve, Inc. All rights reserved. | 1 / 2 |
El álamo es una comparación excelente en cuanto a la unidad y la fortaleza que puede emerger de la comunidad. En la superficie, el álamo puede parecer solitario y majestuoso, pero si pudiéramos ver por debajo del terreno, hallaríamos que cada árbol está conectado a otros mediante un enorme sistema de raíces. Un álamo se fortalece gracias a los otros que lo rodean. En cierto sentido, el bosque entero de álamos es, en realidad, una sola planta, uno de los organismos vivos más grandes del mundo. Un simple bosque en la parte central de Utah cubre 45 hectáreas, pesa aproximadamente 6 millones de kilogramos y consiste en más de 40.000 árboles, todos con la misma conformación genética.
Si abrimos los ojos y el corazón para mirar y entender, podremos crear una comunidad del mismo modo, ya que, si bien no compartimos el mismo ADN, sí, nos une la misma humanidad. Todos anhelamos felicidad y paz; y puesto que somos más parecidos que diferentes en las cosas más importantes, ya nos conocemos los unos a los otros muy bien y disponemos de todo lo necesario para forjar una comunidad fuerte.
Nadie está realmente solo en este mundo. Nos parecemos a los álamos. Si llegáramos a ver el interior de las demás personas, comprenderíamos que tenemos raíces comunes y que nos necesitamos los unos a los otros. Es allí donde nos fortalecemos. En eso consiste una comunidad.
Fuente: Musical y Palabras de Inspiración (Music and the Spoken Word)