Nota de prensa

Esfuerzos colectivos en un objetivo compartido

Hay poder en el humilde reconocimiento de que no lo sabemos todo y no podemos hacerlo todo

Recientemente, observé a un niño pequeño parado en la puerta abierta de un camión grande. Estaba evaluando el vehículo, decidido a subirse a él. El suelo de la camioneta casi le llegaba a los hombros. Su padre se ofreció a ayudarlo, pero el niño dijo al instante y con confianza: "Lo tengo, papá" y comenzó a hacer la difícil escalada interior.

Al igual que este niño, es fácil para muchos de nosotros ver un desafío y declarar: "Lo tengo". A cierto nivel, esto es necesario e incluso admirable: necesitamos sentirnos capaces y seguros. Pero cuando se lleva demasiado lejos, la actitud de "lo tengo" significa en última instancia elegir hacerlo solo. Y cuando lo hacemos solos, nos damos cuenta de los límites de nuestras habilidades.

Todos tenemos algunas cosas en nuestras vidas que son fáciles y otras que no. El truco es reconocer que para aquellas cosas que son nuevas, aterradoras, extrañas o simplemente difíciles, no tenemos que hacerlo solos. Hay personas a nuestro alrededor que pueden ayudarnos, personas que han estado donde estamos, que saben a dónde vamos y que pueden echarnos una mano.

De hecho, muchos de los mayores logros humanos solo fueron posibles gracias a los esfuerzos colectivos de muchas personas que trabajaron juntas en un objetivo compartido. Proyectos como las pirámides de Giza, el Canal de Panamá y el programa espacial Apolo requirieron cada uno de miles de personas trabajando juntas, y los resultados fueron magníficos.

Hay poder en el humilde reconocimiento de que no lo sabemos todo y no podemos hacerlo todo. Al reconocer nuestra necesidad de ayuda, nos abrimos a aprender de las experiencias de los demás y podemos beneficiarnos de su sabiduría.

Una vez escuché a alguien describir nuestra necesidad de la guía de los demás con esta analogía: "Una vez, en la playa, vi un pájaro volando contra el viento, batiendo sus alas tan fuerte, casi frenéticamente, pero permaneciendo en el mismo lugar. Entonces me fijé en otro pájaro, más arriba. Había cogido una corriente ascendente y flotaba con facilidad, sin carga en el viento" ('Tu arrepentimiento no es una carga para Jesucristo; Ilumina su gozo", por la hermana Tamara W. Runia, Conferencia General de abril de 2025).

Cuando lo hacemos solos, podemos ser como el pájaro que sigue volando contra el viento sin progresar. Alternativamente, cuando aceptamos la ayuda de otros, su ayuda puede ser como una corriente ascendente del viento, que nos eleva más alto y nos permite volar.

Fuente: Música y Palabras de Inspiración (Music and the Spoken Word)

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