Henry Wadsworth Longfellow observó una vez: "El cielo está lleno de estrellas, invisibles durante el día". (Véase "Morituri Salutamus: Poema para el quincuagésimo aniversario de la clase de 1825 en el Bowdoin College", por Henry Wadsworth Longfellow, poetryfoundation.org.)
Sabemos que el cielo está lleno de estrellas, pero nuestra capacidad para verlas depende de ciertos factores como la oscuridad del cielo y el brillo de la luna.
Hace unos años, estaba con un grupo de personas lejos de las luces de la ciudad. Las estrellas estaban exquisitas esa noche, y parecía que había miles salpicando el cielo. Uno de los miembros de nuestro grupo tomó una foto para tratar de capturar la belleza del momento. Cuando miramos la imagen, nos quedamos atónitos. No solo podíamos ver las miles de estrellas que antes mirábamos, sino que ahora podíamos ver decenas de miles más. La lente de la cámara nos había revelado una multitud de estrellas adicionales que siempre estuvieron ahí, pero que no se habían visto antes.
Temple Square is always beautiful in the springtime. Gardeners work to prepare the ground for General Conference. © 2012 Intellectual Reserve, Inc. All rights reserved. | 1 / 2 |
El libro de Hebreos enseña que "la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve" (Hebreos 11:1).
"En otras palabras, la fe es la certeza de la existencia de una verdad aunque no sea evidente o no se pueda probar" (véase "La fe: El primer paso", entonces élder Howard W. Hunter, Liahona, mayo de 1975, pág. 38).
Algunos dirían que ver para creer. Pero a través de la fe en Dios, aprendemos que creer lleva a ver. Siempre se requiere fe antes del milagro (véase Doctrina y Convenios 63:9). Elegir primero creer construye una esperanza dentro de nosotros que luego nos ayuda a actuar en las oportunidades para ejercer nuestra fe. Al ejercer la fe, el Espíritu de Dios confirma la verdad a nuestro corazón de cosas que tal vez aún no podamos ver, pero que son reales.
Esta es la forma en que muchas personas pueden decir: "Sé que Dios vive y que Él me conoce". Nuestro conocimiento proviene de saber lo que sentimos en nuestro corazón, la confirmación espiritual de la verdad que hemos recibido previamente y de ver los resultados, los frutos de nuestra fe. De esta manera, podemos saber que Dios es real, incluso sin verlo.
Elegir primero creer nos permite sentir dentro de nuestros corazones verdades divinas que nuestros ojos no pueden ver: estrellas espirituales, por así decirlo, que siempre han estado ahí, pero que antes no se veían. "Porque por fe andamos, no por vista" (2 Corintios 5:7).
Fuente: Música y Palabras de Inspiración (Music and the Spoken Word)