Frances J. Monson, falleció a las 6:35 horas de esta mañana en un hospital de Salt Lake City rodeada de su familia. Ella había estado hospitalizada durante varias semanas y su deceso se produjo pacíficamente por causas relacionadas con la edad. Tenía 85 años. Detalles de los servicios fúnebres se darán más adelante.
Reconocida por su marido como un faro de amor, compasión y estímulo a la familia, la hermana Monson vivió una vida centrada en Cristo en palabra y obra. Ella siempre será recordada por su amabilidad y tranquilidad y también por el apoyo dado a su marido en sus deberes en la Iglesia.
Nacida el 27 de octubre 1927, Frances Beverly Johnson era la menor y única mujer de los cinco hijos de Franz E. y Hildur Booth Johnson. Sus padres estaban encantados de tener a una niña en la familia, a quien llamaron rápidamente Frances en honor a su padre Franz.
Ella se crió en Salt Lake City, Utah, como hija de la Gran Depresión y aprendió el valor del trabajo duro y el ahorro, lo que le sirvió mucho durante toda su vida. Se graduó de la Escuela Secundaria del Este y la Universidad de Utah, donde se destacó en matemáticas y ciencias. Cuando se le preguntó por qué se matriculó en las clases difíciles, ella contestó con un brillo en sus ojos, "porque es allí donde estaban todos los chicos guapos." Frances era también una consumada pianista y fue vista a menudo jugando al tenis en el Parque de la Libertad durante sus años de adolescencia . Más tarde, trabajó en el departamento de contabilidad de una gran tienda por departamentos para ayudar a pagar su educación universitaria.
Fue también durante sus días de la universidad que conoció a un joven guapo y robusto también decendiente de suecos, Thomas Spencer Monson, en ese entonces conocido como Tommy. "La primera vez que vi a Frances, supe que había encontrado a la mujer correcta", diría más tarde acerca de su noviazgo. Se conocieron en 1944 y se casaron el 7 de octubre 1948 en el Templo de Salt Lake.
La pareja fue bendecida con tres hijos: Thomas Lee, Ann Frances y Clark Spencer. Los niños pronto se enteraron de que tenían una madre muy especial.
Su hija Ann Dibb dijo que su madre era buena con la contabilidad, el presupuesto y "ser consciente de dónde se podían encontrar las mejores gangas." La madre de Ann siguió los consejos de la Iglesia de vivir con frugalidad y autosuficiencia, haciendo su dinero para comestibles alcanzar más mediante la investigación de artículos a la venta y luego almacenarlos en casa. Hasta hace poco seguía la costumbre de leer los dos periódicos Salt Lake en busca de cupones y promociones.
Ella era conocida como la ensambladora de la familia y la persona que arregla todo. Cada mañana de Navidad encontraba a Frances muy temprano armando bicicletas, juguetes y muñecas o como en otras ocasiones haciendo reparaciones eléctricas y de gasfitería. Ann dijo que su padre admitió fácilmente que era ella la la que tenía el talento para estas cosas y no él.
- Presidente Monson y esposa
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Temple Square is always beautiful in the springtime. Gardeners work to prepare the ground for General Conference. © 2012 Intellectual Reserve, Inc. All rights reserved. | 1 / 2 |
Ella sirvió en la Sociedad de Socorro y la Primaria y pasó muchas horas preparando las lecciones de esas asignaciones. También trabajó junto a su marido cuando fue llamado a presidir la Misión Canadiense de la Iglesia con sede en Toronto, Ontario entre 1959 y 1962. Ambos coinciden en que la misión fue una hermosa experiencia que les dio muchas oportunidades para aprender y crecer tanto espiritual como intelectualmente.
Frances fue bendecida con un entrañable sentido del humor, una parte del cual el Presidente Monson compartió en un discurso en la Conferencia General: "Hace varios años, mi querida esposa fue al hospital. Dejó una nota en casa para los niños: "Queridos hijos, no dejen que papá toque el microondas" - seguido de una coma "o el horno, o el lavavajillas o la secadora". Me da vergüenza agregar más a la lista. "Su receta para la vida incluía un montón de ánimo, la bondad y el trabajo duro, con una dosis de humor en una buena medida.
Más que todo, Frances será más recordada por el amor y apoyo que mostró a su marido y la familia y el servicio que brindó a los demás. Ann dijo: "Ella quería mucho a mi padre y reconoció sus talentos y dones que él habia recibido y se complacía en apoyarlo y ayudarlo a magnificar los talentos que él tenía." Apoyó totalmente a su esposo en todos sus deberes en la Iglesia . Ella también se deleitaba en ser madre, continuamente enseñaba a sus hijos la importancia del sacrificio y el servicio al Señor.
Ann compartió un suave ejemplo de su madre sosteniendo a su padre en sus asignaciones de la Iglesia. Como recién llamado miembro del Quórum de los Doce Apóstoles, el entonces élder Monson fue asignado a hablar en la reunión general del sacerdocio. Frances intentó permanecer en la puerta del Tabernáculo de Salt Lake para escuchar a su marido hablar, pero los acomodadores no se lo permitieron, por lo que se paró tan cerca de la ventana como le fue posible para escuchar su discurso. Le encantaba escuchar y mostrar su apoyo y le acompañó muchas veces en sus visitas a los ancianos y las personas con problemas de salud.
Frances irradiaba paciencia y compasión al servir a los demás. Con ternura ella se preocupaba por su madre que sufría de cáncer durante más de seis años. En abril de 1988, las Hermanas de la Caridad de San José Villa, un centro de cuidado de ancianos, dieron a Frances y su marido el Premio al Cuidado Humanitario Continuo, en honor a los dos por su servicio dedicado e incansable a las personas mayores de Utah .
Nunca deliberadamente en el centro de la atención, Frances Beverly Johnson Monson siempre fue cortés, amable y de apoyo en todo lo que dijo e hizo. Se echará de menos su tranquila influencia que se sentía alrededor del mundo.