El Día del Niño es un día dedicado a promover la fraternidad y la comprensión entre los niños del mundo, se realizan actividades para la promoción del bienestar y de los derechos de los niños del mundo. En Costa Rica se celebra el 09 de septiembre de cada año.
Nuestro Padre Celestial, en Su gran sabiduría y amor, envía a Sus hijos e hijas procreados en espíritu a esta tierra como niños. Llegan a las familias como dones preciosos con una naturaleza y destino divinos. Nuestro Padre Celestial sabe que los niños son una llave para ayudarnos a llegar a ser como Él. Es tanto lo que podemos aprender de los niños.
Fue Jesucristo mismo quien nos enseñó que debemos considerar a los niños como un ejemplo. En el Nuevo Testamento se registra Su respuesta cuando Sus apóstoles discutían acerca de quién era el mayor en el reino de los cielos. Jesús respondió a su pregunta con una pequeña, pero práctica lección. Llamó a un pequeñito, lo colocó en medio de ellos y dijo:
“…si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos." Mateo 18:3
Los líderes de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días aconsejan que debemos dedicar tiempo a nuestros niños y sientan el amor de nuestro Padre Celestial en el hogar. No se debe pasar por alto ni descuidar a los niños, y rotundamente no se les debe maltratar ni abusar de ellos. No se les debe abandonar ni deben permanecer distanciados por motivo del divorcio. Los padres son responsables de proveer para sus hijos.
Uno de los líderes de la Iglesia, Gordon B. Hinckley, dijo: “De todas las alegrías de la vida, ninguna se iguala a la de ser padres felices. De todas las responsabilidades que debemos cumplir, ninguna otra es tan seria. Criar a los hijos en un entorno de amor, de seguridad y de fe es el mas grato y el mas valioso de los deberes. El buen resultado de esa labor viene a ser la mas satisfactoria compensación de la vida. Ámenlos y cuiden de ellos. Padres, dominen su ira, ahora y en los días por venir. Madres, controlen el tono de su voz, manténganla siempre baja. Críen a sus hijos con amor, con la disciplina y la amonestación del Señor. Cuiden de sus pequeños; recíbanlos con amor cuando nazcan y críenlos y quiéranlos con todo su corazón".
Que la risa de los niños nos alegre el corazón; que la fe de los niños nos serene el alma; que el amor de los niños inspire nuestras acciones.