Por Deseret (Say Say) Pleños
Hubo momentos en los que pensé que no valía la pena continuar con mis estudios. Me había mudado lejos de mi familia para asistir a la universidad, en una zona poco segura. La ansiedad por la seguridad y las finanzas me hacía sentir que no aprendía nada significativo.
Pero entendí algo importante: no lo hacía solo por mí. Mi formación trascendía mis propias experiencias.
Temple Square is always beautiful in the springtime. Gardeners work to prepare the ground for General Conference. © 2012 Intellectual Reserve, Inc. All rights reserved. | 1 / 2 |
Reconocer mi albedrío
Soy de Camotes, una pequeña isla de Filipinas. Cuando decidí estudiar para convertirme en maestra, me mudé a Cebú, una isla más grande, a dos horas en barco. Durante un tiempo, me preocupé profundamente por mi seguridad. En mi zona había consumo de drogas y delincuencia, y desplazarme diariamente al campus resultaba estresante y riesgoso.
Una cita del presidente Thomas S. Monson (1927–2018) transformó mi perspectiva: “Las decisiones determinan el destino”. Reflexionar sobre ello me ayudó a ver que yo había elegido esta ruta. Había decidido salir de casa para obtener una formación académica.
Escoger una vida de propósito y entrega
Al reconocerlo, comprendí el motivo de esa elección: quería ser líder en mi rama. Anhelaba regresar a mi comunidad con nuevos conocimientos. También deseaba enseñar a los niños de Camotes e inspirarlos a buscar oportunidades educativas que los ayudaran a transformar su futuro.
El presidente Russell M. Nelson enseñó: “No tengan miedo de procurar lograr sus metas ¡e incluso sus sueños! (...) La educación es la diferencia que existe entre desear poder ayudar a otras personas y el ser capaz de ayudarlas”.
Terminé mis estudios y regresé a Camotes. Enseño a niños de primer y segundo grado, y sirvo como primera consejera en la presidencia de la Primaria de mi rama. Así, mi formación sigue bendiciendo vidas más allá del aula. Aprendí a enseñar con paciencia y claridad los principios del Evangelio.
Si enfrentas desafíos en la universidad o te sientes abrumado, mantente cerca del Padre Celestial y de Jesucristo. Ellos te guiarán hacia experiencias de aprendizaje que enriquecerán tu vida y te permitirán servir a los demás. No estás solo. Ellos te comprenden y muchos otros jóvenes adultos también enfrentan situaciones similares.
Recuerda: tus decisiones determinan tu destino. Puedes elegir una vida de aprendizaje, servicio y fe.
Fuente: Revista Liahona de Agosto 2025