Comunicado de Prensa

Frances Monson: Un legado de fe, servicio, apoyo y amor

Frances Beverly Johnson Monson, se crió en Salt Lake City, Utah, en los años de la gran depresión que azotó a Estados Unidos y aprendió el valor del trabajo duro y el ahorro, lo que le sirvió durante toda su vida. Se graduó de la Escuela Secundaria del Este y la Universidad de Utah, donde se destacó en matemáticas y ciencias. Cuando se le preguntó por qué se matriculó en las clases más difíciles, ella contestó con un brillo en sus ojos, "porque es allí donde estaban todos los chicos guapos." Frances era también una consumada pianista y fue vista a menudo jugando al tenis en el parque de La Libertad durante sus años de adolescencia. Más tarde, trabajó en el departamento de contabilidad de una gran tienda por departamentos para ayudar a pagar su educación universitaria.

Fue también durante sus días universitarios que conoció a un joven guapo y robusto también de origen sueco, Thomas Spencer Monson, en ese entonces conocido como Tommy. "La primera vez que vi a Frances, supe que había encontrado el bien", diría él tiempo más tarde acerca de su noviazgo. Se conocieron en 1944 y se casaron el 7 de octubre 1948 en el templo de Salt Lake.

La pareja fue bendecida con tres hijos: Thomas Lee, Ann Frances y Clark Spencer. Los niños desde temprana edad  se dieron cuenta de que tenían una madre muy especial. Ella ayudó a sus hijos a aprender sobre la compra y la crianza de palomas Birmingham Roller, en un momento dado ayudó a uno de sus hijos a viajar a Inglaterra para conocer a un experto en ese tipo de aves. Dejó que uno de sus hijos mantuviera una serpiente como mascota en la bañera. La mayoría de las madres se estremecen ante la palabra serpiente, y mucho menos tener una en la bañera, pero así era Frances.  La manada de animales de la familia incluyó finalmente pollos, palomas, un perro, gansos y otros animales.

Su hija Ann Dibb dijo que su madre siempre fue buena en la contabilidad y el presupuesto "siempre sabía dónde se podían encontrar las mejores gangas." La madre de Ann siempre siguió las medidas de previsión y los consejos de la Iglesia sobre la frugalidad y la autosuficiencia, haciendo que el dinero asignado en el presupuesto familiar para la compra de comestibles pudiera ser más que suficiente debido a que siempre buscaba las mejores ofertas las cuáles aprovechaba y compraba en cantidades suficientes para almacenar en casa. Hasta hace poco, seguía leyendo los periódicos de Salt Lake en busca de cupones y promociones.

Ella era conocida como la ensambladora familiar y "la arreglatodo". Temprano en las mañanas de Navidad se podía encontrar a Frances montando bicicleta, jugando con los juguetes y las casas de muñecas y en otras ocasiones reparando un interruptor eléctrico o la fuga de alguna plomería. Ann dijo que esto era algo que su padre siempre admitió era el talento de su madre y no el suyo.

Ella sirvió en la Sociedad de Socorro y la Primaria y pasó muchas horas preparando las lecciones de esos llamamientos. También trabajó junto a su marido cuando fue llamado a presidir la Misión Canadiense de la Iglesia, con sede en Toronto, Ontario, entre los años 1959 y 1962. Ambos coinciden en que la misión fue una hermosa experiencia que les dio muchas oportunidades para aprender y crecer tanto espiritual como intelectualmente.

Frances fue bendecida con un entrañable sentido del humor, una parte del cual el Presidente Monson compartió en una conferencia general: "Hace varios años, mi querida esposa fue al hospital. Dejó una nota para los niños: "Queridos hijos, no dejen que papá toque el microondas" - seguido de una coma " o la estufa o el lavavajillas o la secadora. Me da vergüenza agregar más a esa lista. "Su receta para la vida incluye un montón de ánimo, bondad y trabajo duro, con una dosis de humor en buena medida".

Lo más importante es que Frances será  recordada por el amor y el apoyo que mostró a su marido y su familia y el servicio que prestaba a los demás. Ann dijo: "Ella quería mucho a mi padre y reconoció sus talentos y los dones que había recibido y se complacía en apoyarlo y ayudarlo a magnificar esos talentos y dones." Apoyó totalmente a su esposo en todos sus deberes en la Iglesia. Ella también se deleitaba en ser madre, continuamente enseñaba a sus hijos la importancia del sacrificio y el servicio al Señor.

Ann compartió un ejemplo de cómo su madre apoyó a su padre en sus llamamientos de la Iglesia, como cuando recién llamado miembro del Quórum de los Doce Apóstoles, el entonces Elder Monson fue asignado a hablar en la reunión general del sacerdocio. Frances intentó ponerse de pie en la puerta del Tabernáculo de Salt Lake para escuchar a su marido hablar, pero los porteros no se lo permitieron, por lo que se puso de pie tan cerca de la ventana como le fue posible para escucharlo. Le encantaba escucharlo, mostrarle su apoyo y le acompañó muchas veces en sus visitas a los ancianos y las personas con problemas de salud.

Frances irradiaba paciencia y compasión al servir a los demás. Con ternura, ella se preocupó por su madre, que sufrió de cáncer durante más de seis años. En abril de 1988, las Hermanas de la Caridad de San José Villa, un centro de cuidado de ancianos, entregaron a Frances y a su esposo el presidente Monson el premio al Cuidado Humanitario, en honor a ambos por su servicio dedicado e incansable a las personas mayores del estado de Utah.

Frances Beverly Johnson Monson, esposa del Presidente Thomas S. Monson, Presidente de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, falleció en la mañana del 17 de mayo del presente año por causas naturales. Siempre fue cortés, amable y un gran apoyo en todo lo que dijo e hizo. Su influencia tranquila se hizo sentir en todo el mundo.

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