Gordon B. Hinckley, durante la Conferencia General de octubre de 2004, expresó: "Las mujeres de nuestra vida son criaturas engalanadas con cualidades divinas muy particulares, las que hacen que extiendan manos de bondad y de amor a quienes las rodean...Las mujeres son una parte esencial del 'plan de felicidad' que nuestro Padre Celestial ha delineado para nosotros. Ese plan no puede operar sin ellas..."
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"Cuán agradecidos debemos estar todos, por las mujeres en nuestra vida. Que Dios las bendiga; que Su gran amor descanse sobre ellas y las corone con brillo y belleza, gracia y fe. Y que Su Espíritu descanse también sobre nosotros, los varones, y nos guíe siempre para que las respetemos, estemos agradecidos por ellas, les demos ánimo, fuerzas y amor, lo cual es la esencia misma del Evangelio de nuestro Redentor y Señor..."
En la revista "Ensign" de mayo de 1997, Jeffrey R. Holland compartió un tributo a las madres: "A todas las madres en general, en el nombre del Señor les digo: ustedes son magníficas. Ustedes hacen una excelente labor. El solo hecho de que se les haya dado esa responsabilidad es evidencia eterna de la confianza que el Padre Celestial tiene en ustedes. Él las bendice y las bendecirá, aun… no, especialmente, en los días y las noches más difíciles."