Nota de prensa

Histórica reunión del Elder Gong con los Santos en las Colonias de la Iglesia en el norte de México

El élder Gong reconoció la contribución de las Colonias al establecimiento de la Iglesia en México y en otras partes del mundo.

Casas Grandes, Chihuahua, 12 de febrero de 2025.- El élder Gerrit W. Gong, del Cuórum de los Doce Apóstoles, visitó Casas Grandes, Colonia Dublán y Colonia Juárez, al norte de México cuyos asentamientos fueron establecidos por santos de los últimos días que emigraron desde los Estados Unidos a finales del siglo XIX.

“Hoy es un día histórico.” dijo el élder Gong al comenzar su participación ante un salón completamente lleno. “Nos reunimos hoy con los descendientes de los pioneros aquí en la estaca Colonia Juárez. Hace mucho que uno de los apóstoles no se reunía con ustedes”. 

A mediados de la década de los noventa, el presidente Gordon B. Hinckley, visitó a los santos de este lugar. En esa ocasión tuvo la inspiración de construir un nuevo modelo de templo para acercar las bendiciones de la casa del Señor a más personas. En 1999 el presidente Hinckley dedicó el Templo de Colonia Juárez, la segunda casa del Señor que se construyó y dedicó en México.

Durante su mensaje, el élder Gong reconoció la contribución de las Colonias al establecimiento de la Iglesia en México y en otras partes del mundo. Aquí se organizó la primera estaca en el país. “De aquí han salido misioneros y otros líderes que han ejercido una poderosa influencia en la Iglesia y el mundo”, subrayó el élder Gong.

Esto se ilustra con el relato que compartió el élder Hugo Montoya, presidente del Área México, con los hermanos de las Colonias: “Estoy muy agradecido con las personas de esta área que han bendecido la vida de muchas familias en México. De este lugar han salido muchos misioneros y uno de ellos estuvo en Hidalgo, la tierra de mis ancestros, para enseñar el evangelio a mi bisabuelo y a mi tatarabuela. Por eso estamos muy agradecidos por estas personas que vinieron del norte a establecerse aquí y después salieron a predicar el evangelio por todo México”, contó conmovido el élder Montoya.

El élder Gong estuvo acompañado por el élder Marcus B. Nash, de la presidencia de los Setenta y su esposa Shelley. También estuvieron presentes los miembros de la presidencia del Área México –los élderes Sean Douglas y Moisés Villanueva- con sus respectivas esposas. Entre los presentes en esta reunión también estuvo el élder Daniel L. Johnson, autoridad general emérita, quien es originario de las Colonias y que sirvió como presidente del Área México, entre otras asignaciones en diversos países.

La hermana Susan Gong mencionó: “Estoy agradecida por nuestros antepasados, por cada generación que se sacrificó por la siguiente e hizo posible que tengamos una buena vida”.

A pregunta expresa del élder Gong, algunos de los asistentes a la reunión compartieron cuáles son para ellos las bendiciones de vivir en este lugar.

“Es una bendición porque estoy rodeada de miembros de la iglesia” dijo una joven “tengo buenos ejemplos que imitar y que me ayudan a fortalecer mi testimonio”. Otra joven mencionó que, aunque es la única integrante de su familia que participa activamente en la Iglesia, sus amigas han sido “una influencia positiva” para que se mantenga firme en el evangelio. Una alumna de la Academia Juárez indicó una de las cosas que le gusta de vivir en este lugar: “desde la ventana de mi escuela puedo ver el templo todos los días”.

Al escuchar las historias y los testimonios de las familias de los pioneros, el élder Gong comentó que gracias a ello puede “comprender mejor la importancia de este lugar, donde hay pasado y futuro. Nos sentimos muy privilegiados de compartir con ustedes esta noche”, añadió.

La última oración fue ofrecida por el hermano Carl L. Call, quien en su oración pidió que lloviera ya que es una de las cosas que necesita esta región para sus cultivos. Algunos de los presentes se mostraron conmovidos y con lágrimas en los ojos.

Después de estrechar las manos de la mayoría de las personas en el salón, el élder Gong regresó al púlpito y pronunció una bendición especial para los hermanos de las Colonias. De esta manera se vivió la primera visita en décadas de un apóstol a esta región de Chihuahua, tan importante para la Iglesia. 

Conectar con el cielo. Devocional con alumnos de la Academia Juárez

Cuando los santos fundaron las colonias hace más de cien años, no solo establecieron comunidades económicamente sostenibles, sino que también se esforzaron por desarrollar la cultura y la educación. Con este objetivo se estableció la Academia de la Estaca Juárez, una escuela que brindaba educación primaria y secundaria a niños y jóvenes.

Actualmente, la Academia Juárez -como se le conoce actualmente- es la única escuela operada por la Iglesia en México y brinda educación media superior (bachillerato o preparatoria) a cientos de jóvenes. De sus aulas se han graduado miles de estudiantes en sus más de 120 años de historia, siendo la institución educativa privada más antigua del noroeste de Chihuahua.

En el auditorio de la Academia Juárez se llevó a cabo un devocional con estudiantes, en que participó el élder Gerrit W. Gong, así como el élder Nash y la presidencia del Área México con sus esposas; el director del Sistema Educativo de la Iglesia en el Área, Héctor Kanter; y las autoridades de la Academia, encabezadas por su director Luis Fimbres.

La hermana Gong dijo a los jóvenes: “vivimos en un tiempo en el que se pone mucho énfasis en la apariencia, especialmente en medios sociales, lo cual nos puede llevar a la ansiedad y la depresión”. Luego citó la escritura que dice que “el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón”[1].

“Dios nos ama y nos entiende”, enfatizó la Hermana Gong, “quiere bendecirnos y perdonarnos. El mensaje que tuvo para el hijo pródigo y para la mujer adúltera es el mismo: ve por tu camino y no peques más”.

“Sin embargo, el amor de Dios no es una excusa para no hacer lo mejor que podamos, por el contrario, debe ser una motivación para convertirnos en las personas que Él sabe que podemos llegar a ser”, concluyó la Hermana Gong.

El élder Gong usó varias escrituras para enseñar a los jóvenes conceptos importantes para su formación académica y espiritual. Hizo referencia a un emblema (pin de solapa) de la Academia que recibió como obsequio, el cual tiene la leyenda “la verdad os hará libres”[2]. El élder Gong reflexionó con los jóvenes: “Hay una escritura en la que Jesucristo enseña: ´Yo soy el camino, la verdad y la vida´[3]. No olviden que Jesucristo es la verdad, por lo tanto, Jesucristo nos hará libres”.

Invitó a los estudiantes de la Academia a que todo lo que hagan tenga una conexión con los convenios, ya que una conexión por convenio es una conexión con Dios, con la Iglesia y sus líderes, y con nuestros semejantes: “Cuando hagan cualquier cosa pregúntense ¿eso me acerca o me aleja de mi Padre Celestial? ¿me acerca o me aleja de la Iglesia? ¿me acerca o me aleja de mis amigos de la Iglesia? Siempre conecten con el cielo”.

“La Academia y el Templo (de Colonia Juárez) son una muestra de cuánto los ama Dios, pero también de cuánto espera Él de ustedes. Recuerden que a quien mucho se le da, mucho se le requiere”[4], subrayó.

El sacerdocio en el hogar

En la última parte de su gira por las Colonias, el élder Gong participó en un devocional especial titulado El sacerdocio en el hogar en donde se compartieron testimonios por parte de hermanos locales, así como por el élder Moisés Villanueva, el élder Marcus B. Nash y su esposa Shelley. Esta última mencionó: “Veremos la mano de Dios en nuestras vidas a medida que hagamos de Dios una prioridad. El Señor está pendiente de Su pueblo. Éste es su pueblo y los quiere muchísimo”.

La hermana Susan Gong compartió un relato personal de cómo se sentía cuando era una adolescente de 13 años y tenía preguntas profundas sobre la vida y la eternidad. Entonces su padre le dio una bendición respecto de la cual dijo: “no recuerdo las palabras que pronunció, pero sí recuerdo que me sentí querida y reconfortada, bendecida y segura. Estoy muy agradecida de que el sacerdocio esté en la tierra para bendecir a cada familia y a cada persona”.

El élder Gong invitó al élder Hugo Montoya y a su esposa, la hermana Carmen, a compartir algunas de sus experiencias y su testimonio, respecto de algunos temas como, por ejemplo, del matrimonio. La hermana Montoya invitó a los jóvenes a no tener miedo para tomar la decisión de casarse. “El Señor está con nosotros para guiarnos”.

Ambos destacaron la participación de la juventud en la obra del templo y la historia familiar. “Es maravilloso ver cómo la juventud está adquiriendo la responsabilidad de encontrar y enviar nombres al templo”, señaló la Hermana Montoya.

Por su parte, el élder Montoya agregó: “El Señor ha mirado con ojos de misericordia a México y tenemos más templos. En los últimos cinco años el Señor ha casi duplicado los templos en nuestro país”.

Finalmente, compartieron un consejo para los padres de familia que todavía no han recibido el sacerdocio de Melquisedec. “No dejen pasar más tiempo” indicó la Hermana Montoya. El élder Montoya dijo: “pongan al Señor en primer lugar. Para ayudar a más personas se requiere el sacerdocio, necesitamos el sacerdocio para bendecir a los demás”, y agregó su testimonio diciendo: “Somos seres celestiales viviendo experiencias terrenales. Nuestro Padre está en el cielo y desea que regresemos a casa”.

Un evangelio de felicidad

En la segunda parte de esta reunión, el élder Gong tomó la palabra y comentó que es bueno sonreír porque tenemos un evangelio de felicidad. Expresó su agradecimiento por todas las buenas experiencias que tuvo durante las reuniones en las Colonias de la Iglesia.

“Este es un lugar muy especial. De cosas pequeñas han procedido grandes cosas. Cada uno de ustedes es un testimonio de las bendiciones que vienen de la fe y el trabajo duro. Donde quiera que vaya nuestro pueblo nos enfocamos en dos cosas: en la educación y en la casa del Señor; y hoy estuvimos en la Academia (Juárez) y en el templo (de Colonia Juárez). La educación nos prepara para la vida ahora y para la eternidad; y la casa del Señor nos prepara para la vida hoy y para la eternidad.”

“Esta ha sido un área de pioneros por mucho tiempo. Los pioneros no sólo miran atrás con gratitud, sino hacia adelante con esperanza, pensando en las bendiciones que vendrán por la fe y diligencia que tengamos.”

Llorar con los que lloran

Al finalizar su mensaje, el élder Gong enseñó que en ocasiones pasan cosas malas a personas buenas. “En la vida hay montes y valles, hay cosas que van bien y cosas que no van tan bien. A veces, aunque hacemos lo mejor que podemos, tratando de vivir con fe y guardar todos los convenios, cosas terribles pasan, usualmente no por culpa nuestra”.

“En momentos como estos podríamos preguntarnos ¿Dios se ha olvidado de mí? ¿por qué está tan lejos? ¿me conoce? ¿me ama? ¿se preocupa por mí? Y la respuesta siempre está en Jesucristo. Cuando lloramos, Él llora con nosotros. Cuando sufrimos, Él sufre y cuando estamos alegres, Él siente gozo.”

Luego reiteró con palabras de consuelo que: “cualquiera que sea el desafío, Él nos dice que, en Su tiempo y Su manera, Él hará que todo salga bien”.

Después explicó la labor que llevamos a cabo para ayudar a otros a sobrellevar sus cargas. “Él no siempre puede estar para abrazarnos, pero nos pide hacer eso unos por otros. Quiere que sepamos que Él está con nosotros. Lloremos con los que lloran y regocijémonos unos con otros, al hacerlo somos santificados y seremos un poco más como el Salvador. Hay cosas que no podemos hacer sin Su ayuda, si no tenemos alguien con quien compartirlo”.

Finalmente compartió esta reflexión: “¿Qué sentido tendría la eternidad si no es para ser felices y cómo sería felicidad si no es para siempre?”.
 

[1] 1 Samuel 16:7

[2] Juan 8:31-32

[3] Juan 14:6

[4] D. y C. 82:3

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