Carlos Lizardo Pedraja De La Zerda, nació el 4 de octubre de 1945 en Cochabamba, Bolivia, sus padres, Jorge Lizardo Pedraja Calle y María Casta De La Zerda Herbas, lo criaron en la fe católica.
Cincuenta y siete años de servicio, toda una vida dedicada al crecimiento de la Iglesia en Bolivia, marcados por sus atributos de liderazgo, enseñanza del evangelio, perseverancia y fidelidad al Señor. Pese a su permanente desafío de salud, -la enfermedad de espondilitis anquilosante- siempre mostró buen ánimo, optimismo, amabilidad, generosidad, disposición y empatía; cualidades que hicieron de él un hombre de fe y un líder maravilloso. Siempre brindó a quienes tuvieron la dicha de conocerlo e interactuar con él, un amor genuino.
Carlos se bautizó el 30 de mayo de 1965 con el consentimiento de sus padres. Un año después sus progenitores lo siguieron. De esta manera los integrantes de la familia Pedraja fueron de los primeros miembros de La Iglesia en Cochabamba.
Su primer presidente de rama fue Newell K. Judkins, vicecónsul de los Estados Unidos en Cochabamba, un hombre extraordinario de quien aprendió a esforzarse por ser un buen miembro de La Iglesia. Su primer llamamiento, aunque todavía no estaba bautizado, fue el de secretario de rama. Más tarde, fue llamado como maestro de la Escuela Dominical de los jóvenes, y así comenzó su progreso en la Iglesia.
Recibió su llamado para trabajar en la Misión Sur Andina desde 1968 a 1970, siendo el primer misionero boliviano en ser llamado desde Bolivia a servir una misión regular de tiempo completo. Tuvo la bendición de servir en Arequipa y Tacna en Perú y Arica e Iquique en Chile.
Temple Square is always beautiful in the springtime. Gardeners work to prepare the ground for General Conference. © 2012 Intellectual Reserve, Inc. All rights reserved. | 1 / 2 |
A su regreso en 1970, el presidente de la misión, Keith Roberts, lo llamó para servir como secretario de la misión de Bolivia, paralelamente continuó sus estudios en la Universidad Católica para graduarse como maestro.
Contrajo matrimonio civil con Amalia R. Pinto, el 11 de diciembre de 1971, a quien conoció desde el primer domingo que asistió a la iglesia.
Fue llamado como presidente de Rama y luego como presidente del Distrito de Cochabamba.
En 1973, cuando nació su hija mayor Carola, sirvió como asesor del presidente de misión, Keith Allred. Tuvo la oportunidad de introducir e iniciar el programa de Seminarios e Institutos de Religión en Bolivia y formar coordinadores, supervisores y primeros maestros. Sirvió como director de país para Seminarios e Institutos de Religión por varios años y apoyó el establecimiento del primer Instituto de Religión en la ciudad de Cochabamba. En su primer viaje a Sal Lake City en abril de 1974, asistió a la Reunión Anual de capacitación mundial para directores de países del SEI, ocasión en la cual, su esposa y su hija pudieron acompañarle para sellarse el 4 de abril de 1974.
Tuvo cuatro hijas: Carola, Jimena, Verónica y Sandra. Tres de ellas sirvieron en misiones. En 1979, mientras servía como presidente de Distrito y consejero en la presidencia de Misión, fue llamado a ser el primer presidente de Estaca de Cochabamba, llamamiento que mantuvo hasta 1988 cuando fue llamado a servir como Representante Regional.
Entre 1994 y 1996 sirvió como obispo, como presidente de Misión en Salta, Argentina, sellador del Templo y Setenta Autoridad de Área.
Durante sus años de servicio en la iglesia fue asignado para escribir la historia de La Iglesia de Jesucristo en Bolivia. También fue comisionado por el Cuórum de los Doce para hacer la revisión de una parte de la traducción de la Biblia del inglés al español.
Carlos L. Pedraja fallece por un síndrome anémico un 9 de julio de 2022, como consecuencia de luchar desde su juventud con diferentes enfermedades.
Siendo uno de los primeros miembros, el hermano Pedraja ha sido testigo del establecimiento de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en Bolivia.
Su testimonio siempre fue firme y su amor por las personas y al Salvador inmutable.
“Doy gracias a mi Padre Celestial por haberme llamado a ser miembro de Su Iglesia y a participar en la obra de Su reino en esta parte de la viña. El Libro de Mormón es un tesoro en mi vida. He podido sellarme a mis padres, a mi esposa, y tengo una familia eterna con cuatro preciosas hijas, todas nacidas en la Iglesia y en el convenio”.
“Sé que Dios vive y me ama y que Su Hijo, Jesucristo, ha preparado nuestro país para que nosotros, como sus hijos, podamos florecer como la rosa”.
Su influencia y las verdades del evangelio que él enseño han hecho que muchos miembros de la Iglesia sigan su buen ejemplo y se esfuercen por seguir viviendo los principios del evangelio y construir aquí en el corazón de Sudamérica, Cochabamba Bolivia, un pedacito del cielo, la Sion añorada. ¡Hasta muy pronto querido hermano Carlos L. Pedraja y gracias por todo!