Espacios para el diálogo vecinal
El distrito limeño del Rímac vivió dos importantes eventos ciudadanos en los últimos días, ambos realizados en las instalaciones de capillas de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Estos encuentros no solo sirvieron para abordar problemáticas locales, sino que también reflejaron el compromiso de la Iglesia por brindar sus espacios para promover la participación ciudadana y el bienestar social.
El sábado 21 de septiembre, en la capilla ubicada en Calle Villacampa 301, se llevó a cabo una audiencia vecinal organizada por el diario El Comercio, con la participación del alcalde Néstor de la Rosa Villegas y más de 200 vecinos. Los asistentes presentaron inquietudes sobre seguridad, limpieza pública, transporte y áreas verdes, mientras las autoridades expusieron los retos y compromisos de su gestión.
Taller de formalización para emprendedores
El lunes 28 de octubre, la capilla del Barrio Villacampa acogió un taller de formalización y emprendimiento, dirigido a comerciantes ambulatorios. Este evento, promovido por la Municipalidad Distrital del Rímac, reunió a más de 500 personas. El alcalde Néstor de la Rosa Villegas destacó la importancia de la formalización como motor de desarrollo económico e inclusión social.
El programa incluyó una presentación de la Ordenanza 246 a cargo de la gerente de Desarrollo Económico, Jessica Torres Padilla, y un taller práctico liderado por el Lic. Gabriel Antonio Rojas Sasin. “Es gratificante ver el interés de la comunidad en adquirir herramientas para crecer como emprendedores y formalizar sus actividades”, expresó el alcalde durante su discurso de clausura.
Un espacio para construir bienestar
Estos eventos subrayan el rol activo de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en facilitar espacios seguros y accesibles para iniciativas que beneficien a la ciudadanía. En palabras de un asistente al taller: “Es alentador ver cómo instituciones religiosas colaboran para impulsar cambios positivos en nuestra comunidad”.
La Iglesia, al seguir el ejemplo de Jesucristo, fomenta el servicio desinteresado y apoya actividades que contribuyen al desarrollo integral de las personas, consolidándose como un aliado clave en el bienestar social.