El 5 de diciembre de 2024, en un acto cargado de esperanza y solidaridad, 70 madres emprendedoras celebraron su graduación en las especialidades de estética, corte y confección, pastelería y repostería. El evento, que se llevó a cabo en el Salón de la Ciudad de Santo Domingo, marcó la culminación de un proyecto educativo llamado "Madres Emprendedoras Resilientes" impulsado gracias a la colaboración de dos comunidades de fe: la Iglesia Adventista del Ecuador y La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
La Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA), brazo humanitario de la Iglesia Adventista, lideró la ejecución del proyecto que tuvo una duraciónde 6 meses, el cual fue financiado por una generosa donación de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Este esfuerzo conjunto tuvo como objetivo fortalecer los talentos y habilidades de mujeres y madres, brindándoles herramientas para mejorar su calidad de vida y la de sus familias. Además, las madres recibieron talleres sobre los Derechos Humanos por el Consejo Cantonal para la Protección de Derechos para erradicar la violencia de género y sepan el valor que tienen como mujeres e hijas de Dios.
En el evento estuvieron presentes autoridades locales, líderes religiosos y los maestros que impartieron los cursos. Piero Echanique, presidente de la Estaca Santo Domingo de la Iglesia de Jesucristo, enfatizó durante su intervención: “Como hijos de Dios, debemos ayudarnos unos a otros y servir como lo haría Jesucristo, nosotros nos esforzamos por emular su ejemplo, junto con ADRA hemos trabajado en este hermoso proyecto, no solamente aquí en Santo Domingo sino en todo el Ecuador y más países que nos han invitado a apoyar”. Por su parte, Luis Abner Sandoval, coordinador zonal de ADRA Ecuador, expresó su profundo agradecimiento a la Iglesia de Jesucristo por financiar este proyecto y reafirmó: “ Hemos trabajado mano a mano con la iglesia”.
Esta iniciativa ejemplifica cómo ambas iglesias, guiadas por su amor y fe en Jesucristo, pueden unirse para generar un impacto positivo en la sociedad. ADRA y la Iglesia de Jesucristo comparten una visión común: el servicio desinteresado como expresión del amor divino.
La graduación no solo celebró el logro de estas valientes madres emprendedoras, sino también demostró que el trabajo conjunto entre comunidades religiosas puede transformar vidas y construir un futuro más esperanzador para quienes más lo necesitan. Este es un ejemplo poderoso de cómo la unión en el nombre de Jesucristo puede marcar una diferencia perdurable.