Temple Square is always beautiful in the springtime. Gardeners work to prepare the ground for General Conference. © 2012 Intellectual Reserve, Inc. All rights reserved. | 1 / 2 |
Desde hace varios años, muchos censos o estudios de población en países de Latinoamérica muestran una tendencia en la juventud sobre el decrecimiento tanto en la práctica religiosa como en la creencia de Dios. A pesar de dicha realidad, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es muy entusiasta con las actividades dirigidas a la población que suele acoger con mayor pasión las tendencias del mundo moderno: los jóvenes. Y es que sin duda son ellos quienes, tarde o temprano, tomarán la batuta de la Iglesia.
Héctor Candia, director de Seminario e Institutos del Área Sudamérica Noroeste, el cual abarca a países como Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia, nos explica sobre los esfuerzos de estos dos programas que la Iglesia de Jesucristo desarrolla cada año y que se realizan en diferentes días de la semana, excepto los domingos.
“Los participantes de Seminario son jóvenes entre 14 y 17 años. En el caso de Instituto alentamos a todo joven adulto de 18 a 30 años a asistir a las clases, además son bienvenidos los amigos que no son miembros de la iglesia”, detalla Candia, agregando que el propósito de ambos programas es “ayudar a la juventud a entender, confiar en las enseñanzas y en la expiación de Jesucristo, a hacerse merecedores de las bendiciones del templo y a prepararse ellos mismos, a su familia y a los demás para la vida eterna con su Padre Celestial”.
No enseñamos lecciones, enseñamos a jóvenes
Es innegable que las generaciones más jóvenes están creciendo en un mundo donde la religión es considerada una actividad anticuada o inclusive de opresión, ¿esto afecta en el esfuerzo de los jóvenes por participar no solo los domingos en la Iglesia, sino también con seminario e institutos en otros días de la semana?
Ante la inquietud, Candia explica que en la Iglesia los jóvenes sí desean acercarse al Señor y que incluso reconocen que la Iglesia es importante en su vida, “tenemos los números de inscritos de los últimos años y estos no han decrecido, de hecho en algunos lugares han crecido notablemente. Eso demuestra que los jóvenes que son miembros de la Iglesia, al estar en un entorno relacionado a lo espiritual, sí priorizan el tema eclesiástico o a la Iglesia como organización así como la doctrina que seguimos”.
La cercanía con la muerte y otros conflictos generados por la pandemia del COVID-19, a permitido que muchas personas se aferren a la religión o retomen sus pensamientos hacía Dios, obteniendo nuevamente una sensibilidad que les ha permitido regresar a la Iglesia, “no se puede negar que antes de retornar a las reuniones presenciales, tras más de un año, existía la preocupación de que algunos miembros dejaran la actividad, quizá en parte desalentados por las tragedias ocurridas durante la pandemia”.
“Sin embargo, hemos notado que muchas personas que se alejaron antes de la pandemia, hoy están de vuelta, entre ellos los jóvenes, quienes han respondido positivamente al regreso de las reuniones presenciales, mostrando un deseo por participar, aportar y no solo de escuchar, que es una cualidad maravillosa de esta generación, ellos son parte activa de la obra y eso es algo muy destacable”, reflexiona Candia.
Tanto en Seminario como Institutos, los maestros preparan sus clases centrados en fortalecer a los jóvenes en la fe a Jesucristo, “no enseñamos lecciones, enseñamos a jóvenes. Esto es algo que le recordamos constantemente a los maestros, algo que se alinea a lo que aconseja el élder Holland del cuórum de los Doce Apóstoles: ‘no está institutos para ser fortalecido como programa, sino que es una herramienta para fortalecer a los jóvenes’”.
De esta manera, los maestros de Seminario e Institutos se capacitan para aplicar una metodología de enseñanza donde los jóvenes compartan sus ideas, criterios y puntos de vista, convirtiéndose los maestros en orientadores de todos los aportes pero basándose en la doctrina de la Iglesia.
La bendición de las clases remotas
Con la pandemia del COVID-19, varios gobiernos de la región aplicaron la cuarentena obligatoria por varios meses y con ello tuvimos que adoptar las clases remotas, sistema que se convirtió en una bendición para muchos jóvenes, “porque ahora logramos sumar a aquellos jóvenes que quizá por temas de distancia, tiempo u otros factores, no podían llegar a las sedes de Institutos”, nos relata Candia.
“Por ejemplo, en Bolivia, una joven que se traslada en silla de ruedas, antes de la pandemia no podía acercarse a las clases de institutos. Con esta modalidad de clases remotas, ella estuvo muy agradecida de poder participar”, explica el director de Seminario e Institutos del Área Sudamérica Noroeste.
En clases se les ayuda a resolver dudas
Candia explica que tanto Seminarios como Institutos, ofrecen clases donde los jóvenes tienen la libertad de expresar sus pensamientos, e inclusive sus dudas, siendo el maestro un orientador para ayudarle a resolver dichas dudas, siempre en base a la enseñanza del evangelio.
“Sabemos que son tiempos donde los jóvenes manejan mucha información y a veces esa información no está basada en documentos confiables, entonces el maestro puede ser un recurso para resolver esas dudas al llevar al joven a los recursos verdaderos y confiables”, detalla.
“La Iglesia ha hecho un gran esfuerzo por proporcionar información en temas variados e incluso controversiales, tanto en doctrina como en la historia de la Iglesia, el desafío es que a veces los miembros no saben dónde encontrar dicha información. Por lo tanto estamos ayudando a que los maestros sepan de estos recursos, sepan dónde encontrarlos en la aplicación de la Iglesia: Biblioteca del evangelio. Donde están los temas de la restauración, así como de otros materiales que resuelven muchas dudas por medio de fuentes confiables. Con estos materiales se puede resolver la mayor cantidad de dudas”.
Tanto en Seminario e Institutos, así como en todos los programas de la Iglesia de Jesucristo, las dudas no solo se diluyen estudiando, se debe poner en práctica un consejo que data de hace más de 1,500 años, el cual invita a realizar tres acciones: leer, meditar y orar “para poder conocer la verdad de todas las cosas” (Moroni 10:3-5).
“Es bueno obtener conocimiento, pero es mejor hacerlo a la manera del Señor. Recordemos que el testimonio no es una herencia eterna, es algo que debemos renovar constantemente y la invitación de Moroni, si lo aplicamos siempre, ayuda a renovarla”, enfatiza Candia.
Seminarios e Institutos son entornos libres de violencia o abuso
La Iglesia hace esfuerzos por fortalecer a su juventud y por ello considera que las clases de Seminarios e Institutos deben ofrecer una grata experiencia, en todo sentido, a los jóvenes participantes. Para ello se han implementado medidas protocolares que generen ambientes libres de cualquier tipo de violencia o abuso.
En Seminarios e Institutos, se sigue el mismo protocolo que tiene la Iglesia para todas sus reuniones: se informa a los líderes locales, a los padres y autoridades respectivas. Además se están implementando medidas para mejorar a las ya existentes, como por ejemplo, la presencia de dos adultos cuando se enseñe la clase de seminarios, sea esta en un edificio de la Iglesia o en la casa de un miembro, “considero que es un sabio consejo e instrucción de los líderes para evitar cualquier tipo eventualidad. Hasta la fecha no hemos tenido casos reportados en los cinco países que integran el Área, algo que nos da tranquilidad, pero estamos siendo muy estrictos para que esta norma se cumpla a cabalidad”, expresó Candia.
Estos programas le dan equilibrio a la vida de los jóvenes.
De acuerdo con el director de estos programas en los cinco países del Área Sudamérica Noroeste, las clases se están llevando con mucho éxito, pero probablemente existen desafíos en aquellas ciudades donde hay pocos miembros, “normalmente sucede en localidades donde la Iglesia es nueva, o es muy reducida la opción de contar con un maestro de la misma localidad que siempre es lo ideal. Sin embargo, donde tengamos a un maestro que ame al Señor y que se esfuerce por cumplir los mandamientos, hemos notado que el programa funciona, porque los maestros son los que hacen el milagro de ayudar a que este programa marche. Donde exista ese tipo de maestros, el programa funciona muy bien, se convierte en una gran bendición para los jóvenes y una gran ayuda para los padres, líderes locales y la comunidad en general”.
Seminarios e Institutos son programas que también juega un papel muy importante en la preparación de los jóvenes que desean servir como misioneros de tiempo completo de la Iglesia, “realmente es todo un equipo el que interviene para que los jóvenes salgan a la misión y tengan éxito: empezando por el mismo joven, los padres, líderes e incluyendo las clases de Seminarios e Institutos, todos tienen un papel importante. Sin embargo, consideramos que en la medida en que el joven profundice su conversión y su testimonio al Señor, tendrá mayor posibilidad de tener éxito tanto en la misión como en la vida en general”.
Con Seminarios e Institutos los jóvenes no solo se fortalecen en lo espiritual, también desarrollan aspectos como: disciplina, constancia, responsabilidad, orden, entre otros, que son importantes que los jóvenes valoren y apliquen, “no es fácil para alguien joven levantarse a las cinco de la mañana y asistir a clases de Seminarios de lunes a viernes, eso requiere de mucho autodominio y disciplina, entonces si un joven hace eso durante cuatro años, adicionalmente a conocer el evangelio y al Salvador, también desarrollará otros elementos que serán de importancia en su formación”, destacó.
Algo interesante que resalta Candia sobre estas clases es que le dan equilibrio a la vida, “si el joven pone el mismo esfuerzo, tanto en las cosas espirituales, como temporales, es decir, sus estudios, trabajo y otras cosas, aprenderá algo que realmente le será de gran ayuda y trascendencia para toda su vida”.