Basta con echar un vistazo a las noticias para saber sobre desastres y tragedias en todo el mundo. Y solo hace falta echar un vistazo a nuestras propias vidas para saber que también ocurren cerca de casa.
Las dificultades de todos son únicas, pero todos tienen algunas. Y tal vez ese sea el primer paso para enfrentar y esperar: darse cuenta de que no estamos solos mientras experimentamos las dificultades de la vida. Todos, en un grado u otro, lo estamos pasando juntos.
Si bien podríamos preferir alejarnos de los demás y luchar en privado, los corazones sanan mejor cuando están abiertos. Ahí es cuando el amor puede entrar, cuando los lazos de amistad pueden unir un corazón roto. El escritor James Thurber compartió una vez esta definición de amor que escuchó de un amigo: "El amor es lo que has pasado con alguien". 1
Todos estamos inspirados por personas que eligen pasar algo con alguien por amor. Por ejemplo, una mujer que fue abusada en su juventud se está acercando para ayudar a otras mujeres jóvenes a sanar. Los veteranos están aconsejando a otros con trastorno de estrés postraumático. Las viudas están formando grupos de apoyo. Todos han encontrado el secreto, no solo para sobrevivir, sino para prosperar.
En lugar de atascarnos en la idea de que nuestro sufrimiento no es justo, nos las arreglamos mejor si nos damos cuenta de que el mundo no nos debe comodidad ni tranquilidad.
De hecho, la forma de salir de la desesperación por nuestros problemas es dejar de llevar la cuenta y tratar de brindar comodidad y tranquilidad a los demás. Cuando lo hacemos, la vida mejora. Nuestros problemas parecen más pequeños y nuestras perspectivas más brillantes. Comenzamos a tener esperanza nuevamente.
El poeta del siglo XIV, Hafez, escribió:
Incluso después de todo este tiempo el sol nunca le dice a la tierra: “tú me debes”
Mira lo que pasa con un amor así, enciende todo el cielo. 2
Este tipo de generosidad del alma es mucho más que una buena idea. Es esencial para la felicidad. Cuando damos desde el corazón, podemos iluminar todo el cielo, el cielo que todos compartimos.
En "Thurber", Vida, 14 de marzo de 1960, 108.
"El Sol nunca dices", en El Regalo, traducido por Daniel Ladinsky (Penguin, 1999), 34. © 2002 Daniel Ladinsky; usado con permiso.
Fuente: Musica y Palabras de Inspiración (The Music and the Spoken Word)