Desde los días de Adán, Dios ha hablado a Sus hijos mediante los profetas "Porque no hará nada Jehová el Señor sin que revele su secreto a sus siervos los profetas." (Amós 3:7) que son maestros inspirados y son testigos especiales de Jesucristo (D. y C. 107:23). Los profetas no sólo hablan a la gente de su época, sino que también hablan a la gente a lo largo de todas las épocas.
El Padre Celestial ama a Sus hijos, Él no los ha dejado caminar a través de esta vida mortal sin orientación ni consejo y para los miembros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días la clave de la felicidad en esta vida y en el mundo venidero es escuchar la voz del Profeta.
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Los miembros de la Iglesia apoyan a la Primera Presidencia y al Cuórum de los Doce Apóstoles como profetas, videntes y reveladores. Sus enseñanzas reflejan la voluntad del Señor y brindan instrucción, advertencia y consejo. Al escuchar y obedecer esos consejos, son bendecidos con seguridad, paz y fortaleza espiritual.