Diego Alejandro Leonardo Arias es un joven de 20 años diagnosticado con autismo de grado intermedio, tiene pérdida auditiva en un oído y un dedo de la mano con inmovilidad parcial. A pesar de todas estas dificultades Diego es un hábil pianista que ha tenido la oportunidad de mostrar su talento en nuestro país e internacionalmente, como licenciatario de la Marca Perú, denominación otorgada por el Ministerio de Cultura a las personas que sobresalen por sus talentos artísticos y culturales.
Los primeros años en la vida de Diego Alejandro fueron muy difíciles para él y su familia, en especial para su madre. Superó el diagnóstico médico que indicaba que no podría caminar, ni hablar y menos aún desarrollar algún talento. Fue con mucho esfuerzo, perseverancia, oraciones familiares y fe en Jesucristo que el milagro sucedió. Una prueba más de que para Dios no hay nada imposible.
- Diego Alejandro Leonardo Arias, miembro de la Iglesia de Jesucristo es pianista destacado y representante de la Marca Perú y ha recibido reconocimientos nacionales e internacionales
- Diego Alejandro Leonardo Arias, miembro de la Iglesia de Jesucristo es pianista destacado y representante de la Marca Perú y ha recibido reconocimientos nacionales e internacionales
- Diego Alejandro con su mama Beatriz y su tia en Kortea del Sur
- Diego Alejandro en Korea del Sur
- Diego Alejandro, luego de su presentación en la APEC (Asia Pacific Economic Cooperation) efectuado en Arequipa
- Diego Alejandro, en Iguazu
- Su presencia internacional e impecable representación del país ha causado el interés de diferentes medios de comunicación de manera sistemática y continúa.
- Conocer a jóvenes como Diego nos motiva y nos ayuda a comprender cuanto dependemos de Dios
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Diego empezó a recibir algunas clases de piano cuando tenía 10 años. Y aun cuando las clases no eran regulares ni constantes por su costo, su talento para la música en los teclados fue desarrollándose hasta el punto en que el 2013, cuando solo tenía 14 años, su participación en un evento musical nacional asombró a la audiencia por su destreza musical.
Con todos los desafíos que significa su condición especial, Diego completó sus estudios regulares terminando la secundaria en un colegio inclusivo y después un oficio técnico como auxiliar de oficina. Diego también se graduó en el Seminario de Religión de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Diego Alejandro es el nombre con el que se presenta a tocar el piano y lo hace identificándose como un joven peruano con habilidades excepcionales en su condición de autista y que cree que Dios tiene un plan para él. Asiste fielmente a la Iglesia. Actualmente, sigue desarrollándose, estudiando computación. Adicionalmente a su actividad musical le gusta correr y participar en maratones de 10 kilómetros.
La lista de sus reconocimientos es larga e incluye una participación en el Desfile de la Hispanidad en New York y en la Fundación John F. Kennedy en Washington, Recepción de la Primera Dama en palacio de gobierno, Presentación en la APEC (Asia Pacific Economic Cooperation), Presentación en Argentina y en la sede principal del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en Washington D.C. El también recibió un reconocimiento de la Cancillería peruana por sus participaciones en el extranjero, presentación en Korea del Sur, Reconocimiento del Congreso de la Republica e invitación a tocar el piano en palacio de Gobierno el 2017 y en el año 2018 fue nombrado Huésped de Honor de la ciudad de Guayaquil, Ecuador por su trayectoria artística y el mismo año fue reconocido por el consulado peruano en Miami, Estados Unidos, entre otros reconocimientos.
Su presencia internacional e impecable representación del país ha causado el interés de diferentes medios de comunicación de manera sistemática y continúa.
Conocer a jóvenes como Diego nos motiva y nos ayuda a comprender cuanto dependemos de Dios. Nos invita a fortalecer nuestra fe en Jesucristo, a entender mejor el plan de nuestro Padre Celestial y a comprender que pese a todos los desafíos, podemos progresar y tener éxito en esta vida de probación si perseveramos hasta el fin.