Entre el 26 de julio y el 2 de agosto de 2025, cincuenta jóvenes adultos de toda Europa se reunieron cerca de Veliko Tarnovo (Bulgaria) para prestar servicio en una escuela para niños socialmente desfavorecidos. El evento, de una semana de duración, organizado por La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, marcó el comienzo de un proyecto de renovación y paisajismo en cuatro fases en la “Escuela de Artes y Oficios Dimitar Ekimov”, situada en la cercana aldea de Rusalya.
Los participantes viajaron desde países como Austria, Rumanía, Chequia, Alemania, Italia, España, Suiza, Inglaterra y Francia.
La conferencia formal comenzó el domingo 27 de julio con un servicio de adoración, una presentación preparada por la escuela y una velada diseñada para ayudar a los participantes a relacionarse. El evento fue dirigido por el élder y la hermana Bailey, misioneros mayores de tiempo completo de la Iglesia, con el apoyo de líderes de los jóvenes adultos y otros matrimonios misioneros. También participaron tres jóvenes adultos de Sofía, que ayudaron a tender puentes de conexión local.
Cada día de la semana, los participantes trabajaron de 9:00 a 17:00 h en la limpieza de maleza, matorrales, árboles enredados y rocas, transformando los terrenos cubiertos de maleza en futuras áreas de juego para los niños de la escuela. Las pausas para el almuerzo y la interacción con los niños ofrecieron momentos de alegría.
La media jornada de trabajo del viernes concluyó con una animada celebración cultural. Los voluntarios y alumnos bailaron al son de música de distintas partes del mundo, y la actividad finalizó con una alegre y unificadora interpretación de canciones populares tradicionales búlgaras. El ambiente fue de unidad y alegría.
Más allá de las mejoras físicas, muchos participantes encontraron la experiencia profundamente significativa. Aleksandar Stoyanov, de Sofía, dijo: “Nunca me había sentido tan satisfecho con mi trabajo como al servir a estas personas”. Kenya, una joven adulta de España originaria de Perú, expresó su felicidad de manera sencilla: “Muy bien”, dijo con una amplia sonrisa. Eimer Allott, de Inglaterra, reflexionó: “En algunos devocionales hablamos de cómo lo primero que hizo Jesús fue servir. El Espíritu de Dios que sentimos aquí hace que las personas sean más bondadosas entre sí”.
Animari Dimitrova, propietaria de la escuela, agradeció calurosamente al grupo: “Gracias de todo corazón. Nos hemos hecho muy, muy buenos amigos y los amamos”. Sus palabras reflejaban los profundos lazos que se habían formado durante la semana.
Los niños y los voluntarios rieron, bailaron y se abrazaron durante su última tarde juntos, una emotiva despedida que evidenció el amor y el respeto mutuo que se había forjado mediante el servicio.
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Temple Square is always beautiful in the springtime. Gardeners work to prepare the ground for General Conference. © 2012 Intellectual Reserve, Inc. All rights reserved. | 1 / 2 |
El teniente de alcalde, Georgi Nedev, quien apoyó el proyecto desde el inicio, lo visitó en varias ocasiones. Tras asistir a una presentación la tarde del jueves, en la que se compartieron discursos y testimonios, comentó que había experimentado “cálidos sentimientos y un intercambio de amor”.
El líder de la Iglesia en Bulgaria, el presidente de distrito Nikolai Danev, habló durante el evento sobre la importancia del servicio, citando el mandamiento de Cristo de “amar a Dios y al prójimo”. Theon Grigorov, director local del proyecto, admitió que al principio lo abrumaba la magnitud del trabajo, pero dijo: “Se hizo más fácil porque las personas [de la conferencia] estaban muy dispuestas a ayudar”.
Christian Ottiker, gerente del Departamento de Servicios de Bienestar y Autosuficiencia del Área Europa Central, enfatizó la visión de la Iglesia de desarrollar comunidades enfocándose en la persona en particular.
La hermana Sharon Eubank, gerente de Ayuda Humanitaria de la Iglesia, suele recordar a los miembros que “conecten con bondad con las personas que los rodean”. Esta conferencia encarnó ese ideal, demostrando que cuando personas de fe se unen para servir, se transforman vidas y comunidades.