En Chile, tres jóvenes miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días lograron algo extraordinario: obtener puntajes nacionales en la Prueba de Acceso a la Educación Superior (PAES). Más allá de los números, sus historias son un testimonio de esfuerzo, dedicación y valores que inspiran no solo a otros jóvenes, sino a toda una comunidad. Estos logros destacan cómo el equilibrio entre lo académico, lo espiritual y el servicio puede abrir puertas y transformar vidas.
La PAES es el examen que permite a los estudiantes chilenos postularse a instituciones de educación superior, evaluando competencias en áreas clave como Matemáticas, Lenguaje e Historia. Obtener un puntaje nacional significa destacarse a nivel país, alcanzando la máxima calificación en una asignatura, un honor reservado para los mejores estudiantes.
Obed Alvarenga: Excelencia Académica desde Arica
Obed Fernando Alvarenga Miranda, de 18 años, logró un puntaje perfecto (1000 puntos) en Matemáticas. Nacido en Honduras y residente en Arica desde 2018, Obed se destacó como el mejor promedio de su generación durante toda su educación media. Su talento innato se complementa con una ética de trabajo excepcional, siendo autodidacta, disciplinado y enfocado en sus metas.
Además de sus logros académicos, Obed ha liderado como vicepresidente del centro de alumnos, director de coro de su estaca y pianista. A sus 16 años, fue llamado como director de coro en su congregación local, mostrando un compromiso firme con su fe y su comunidad. Próximamente, Obed planea servir en una misión de tiempo completo antes de comenzar sus estudios en Medicina, una carrera que eligió para canalizar su vocación de servicio.
“Siempre ha sido brillante desde pequeño”, comenta su padre. “Nunca lo presionamos para que lograra un puntaje nacional, pero con entrega y constancia, él mismo se puso la meta y lo consiguió”.
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Álvaro Cristián Cabezas González© 2025 by Intellectual Reserve, Inc. All rights reserved.Álvaro Cabezas: Enfoque y Fe desde Santiago
En Renca, Santiago, Álvaro Cristián Cabezas González, también de 18 años, sorprendió a todos al obtener 1000 puntos en Matemáticas 1. Álvaro, conocido por su conducta ejemplar y sus valores, aprovechó al máximo sus clases sin necesidad de preparación adicional. Su excelente memoria y enfoque en los detalles lo llevaron a este logro impresionante.
A pesar de sus responsabilidades académicas, Álvaro mantuvo una dedicación inquebrantable a la Iglesia, asistiendo a seminarios, servicios dominicales y al templo. Actualmente, sirve como maestro de Escuela Dominical para adultos en su congregación local. “Su mayor anhelo siempre ha sido servir en una misión de tiempo completo, y lo está preparando con entusiasmo”, comenta su familia.
En su tiempo libre, Álvaro disfruta del dibujo y el baile, y participa activamente en eventos de su estaca. Aunque aún no define su carrera universitaria, sus opciones incluyen dibujo gráfico y arquitectura. Su historia es una inspiración para quienes buscan combinar la excelencia académica con una vida dedicada al servicio y la fe.
Vicente López: Pasión por la Historia y el Derecho
Desde Casablanca, Vicente López obtuvo un puntaje nacional en Historia y fue aceptado en la Pontificia Universidad Católica para estudiar Derecho. Sin embargo, ha decidido posponer sus estudios para servir en una misión de tiempo completo en la Misión Chile Concepción a partir de febrero de 2025.
Vicente, criado en un hogar donde la educación y los principios son fundamentales, se destacó no solo por sus logros académicos, sino también por su liderazgo en la Iglesia. Fue presidente del quorum de Diáconos y Maestros, además de consultor de historia familiar, tareas que desempeñó con dedicación y pasión.
“Siempre supe que no iba a alcanzar mi máximo potencial si no servía a Dios primero”, reflexiona Vicente. Inspirado por su fe y compromiso, este joven planea combinar su formación legal con su deseo de contribuir positivamente a la sociedad.
Un Mensaje Inspirador
Estas historias de esfuerzo, fe y dedicación muestran cómo los jóvenes pueden alcanzar metas excepcionales al combinar disciplina y valores. Los logros de Obed, Álvaro y Vicente inspiran a otros a soñar en grande, perseverar y poner su fe en acción, demostrando que el éxito no solo se mide en puntajes, sino en el impacto positivo que dejamos en los demás.