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Jóvenes misioneros comparten refrigerio en Potosi

Como parte de la campaña Ilumina el Mundo, Jóvenes, misioneros y misioneras de la Misión Cochabamba de La Iglesia de Jesucristo, compartieron este delicioso y calientito refrigerio con las familias necesitadas

El frío potosino a veces puede ser intenso, pero no hay nada mejor para combatirlo que un vaso de api caliente acompañado de su buñuelo y el amor fraternal sincero. Esto es lo que ocurrió el pasado domingo 28 de diciembre en la Zona Alto San Marcos, en Potosí.

Un grupo de jóvenes, misioneros y misioneras de la Misión Cochabamba de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, compartieron este delicioso y calientito refrigerio con las familias necesitadas de la zona. La actividad empezó con algunos juegos para los niños, quienes se divirtieron con la alegría y ocurrencias de uno de los misioneros que se disfrazó para alegrar el día de los pequeños. Luego se repartió el api y los buñuelos a las familias además de algunos obsequios para los niños.

Todos los asistentes, llenos de alegría, agradecieron el gesto de servicio de aquellos jóvenes que, a pesar de no conocerlos previamente, transmitieron el amor genuino de un hermano o hermana en Cristo.

 

Aquel domingo, el amor de nuestro Salvador, expresado a través del servicio de sus jóvenes misioneros, iluminó el mundo y reconfortó a esta pequeña zona de Potosí.

Aquí, las palabras y testimonio de dos de misioneras que participaron de la actividad:

“Fue un bello día en el que mucha gente participó y brindó su apoyo. Fue gratificante compartir un poco de lo que tenemos, sobre todo de nuestro tiempo, para que nuestros hermanos puedan tener un momento de alegría. Ver las sonrisas en las caritas de los niños fue lo más maravilloso”.

Hermana Ticona

Sabemos que el Padre Celestial nos ama y manda ángeles para poder hacer su voluntad aquí en la tierra. A través de nuestras obras podemos ser instrumentos en Sus manos para bendecir a las familias y a las personas, de manera que las semillas de la fe y la esperanza broten en sus vidas. Sabemos que estos pueden parecer pequeños hechos, pero para el Señor son grandes y de gran valor. Cada alma es importante para Él; por lo que no desea que ninguna se pierda, sino que obtengan la vida eterna. El Padre desea que nos esforcemos día a día, tanto por nuestra propia salvación, como por la de nuestro prójimo. Su Hijo ha dado su vida por cada uno de nosotros y mediante su Evangelio todos podemos recibir muchas bendiciones. En el nombre de Jesucristo, Amén”.

                                                                                  Hermana Salazar

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