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Desde sus inicios, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días ha enseñado que la educación secular es una parte fundamental del desarrollo personal y espiritual. Se alienta a los jóvenes a adquirir conocimientos, desarrollar habilidades y prepararse profesionalmente, no solo para mejorar su calidad de vida, sino también para ser una influencia positiva en la sociedad y en sus comunidades.
El aprendizaje como un mandamiento divino
Para los miembros de la Iglesia, el conocimiento es una bendición de Dios. En las Escrituras, el Señor ha mandado:
"La gloria de Dios es la inteligencia, o en otras palabras, luz y verdad" (Doctrina y Convenios 93:36).
Este principio resalta la importancia de la educación y del esfuerzo constante por aprender. Los líderes de la Iglesia han enseñado repetidamente que el estudio y la capacitación permiten a los Santos de los Últimos Días servir mejor en sus familias, en la Iglesia y en la comunidad.
Oportunidades de educación y autosuficiencia
Conscientes de la importancia del conocimiento, la Iglesia ofrece diversos programas para que los jóvenes y adultos puedan acceder a educación de calidad. Entre ellos destacan:
- El programa de Autosuficiencia, que brinda orientación en educación, empleo y emprendimiento.
- El programa PathwayConnect de BYU, que ofrece formación universitaria accesible a nivel mundial.
- El Fondo Perpetuo para la Educación, que ha ayudado a miles de jóvenes en países en desarrollo a acceder a estudios superiores.
Estos esfuerzos reflejan el compromiso de la Iglesia en proporcionar oportunidades para que sus miembros alcancen su máximo potencial y puedan mejorar su calidad de vida.
Preparados para servir en la sociedad
Más allá de la formación académica, la educación en la Iglesia tiene un propósito mayor: preparar personas íntegras, con principios y valores que puedan contribuir al bienestar de su comunidad. Se anima a los jóvenes a escoger carreras con propósito, a ser trabajadores honestos y a utilizar sus talentos para beneficiar a los demás.
El presidente Gordon B. Hinckley enseñó:
"Obtengan toda la educación que puedan. La educación es la llave que abrirá la puerta de oportunidades para su progreso y crecimiento en el mundo en que vivimos" (“Deja que la virtud engalane tus pensamientos incesantemente”, Liahona , mayo de 2007, pág. 115). Eso significa que la educación puede ayudarle a usted y a sus hijos a aprender nuevas habilidades.
Este consejo sigue vigente en la actualidad, recordando que el conocimiento no solo brinda oportunidades laborales, sino que también permite a los Santos de los Últimos Días ser mejores ciudadanos, líderes y discípulos de Cristo.
El llamado a seguir aprendiendo
La educación no termina al salir de la escuela o la universidad. El aprendizaje es un proceso continuo que permite a las personas adaptarse a los cambios del mundo y fortalecer su fe. La Iglesia alienta a sus miembros a seguir estudiando, capacitarse constantemente y aplicar lo aprendido para el bien común.
El conocimiento, cuando se combina con la fe y el servicio, se convierte en una herramienta poderosa para edificar familias, fortalecer comunidades y elevar la calidad de vida de quienes nos rodean. Como dijo el presidente Russell M. Nelson, a los jóvenes adultos en mayo de 2022: “La educación es muy importante; la considero una responsabilidad religiosa”. El Señor no ve la formación académica como algo separado y distinto de la espiritualidad.