Nota de prensa

La esperanza y la promesa de la Pascua

Cuando la vida parezca vacía y confusa, cuando el mundo parezca oscuro e incierto, recuerde la esperanza de la Pascua

Si la esperanza tuviera una temporada propia, un día en el calendario, muy bien podría ser Pascua. No importa cómo haya sido ayer, La Pascua dice alegremente: "Mañana será mejor". Incluso las peores tormentas finalmente pasan. Incluso los inviernos más fríos eventualmente se descongelan. Incluso las noches más largas dan paso a la luz del amanecer. Esa es la promesa de la Pascua.

¿Por qué la Semana Santa es un momento tan esperanzador? ¿Es porque, en gran parte del mundo, la Pascua está asociada con la primavera? Seguramente no es una coincidencia que la Pascua llegue cuando los signos de una nueva vida están empezando a florecer a nuestro alrededor. La Semana Santa, como la primavera, nos da algo esperanzador que esperar.

Pero la Semana Santa es algo más que flores nuevas y temperaturas más cálidas. La promesa de Pascua es mucho más audaz que eso. Responde a la pregunta planteada hace mucho tiempo por Job, un hombre temeroso de Dios en el Antiguo Testamento que sabía acerca de las tinieblas personales, la frialdad y las tormentas. "Si un hombre muere", preguntó, "¿volverá a vivir?" (Véase Job 14:14). La Pascua responde con afán: "¡Sí!" porque la figura central de la Pascua es la que declaró en Juan 11:25: "Yo soy la resurrección y la vida". La muerte es el único enemigo al que nadie escapa, pero Él la conquistó. Y como Él lo hizo, no hay desafío de la vida que no pueda ser vencido.

Cuando imaginamos esa primera mañana de Pascua, con razón imaginamos el sol y los cielos hermosos y despejados. Pero vale la pena recordar que "todavía estaba oscuro" cuando María fue por primera vez a la tumba del jardín (véase Juan 20:1). Pronto el sol se levantaría, como siempre lo hace. Y pronto el Señor, la Luz del Mundo, parece iluminar su alma, como siempre lo hace. Pero primero, María tuvo que dar unos pasos en la oscuridad.

Lo que encontró fue un milagro, una tumba vacía y las palabras más dulces jamás pronunciadas: "Él no está aquí, porque ha resucitado" (véase Mateo 28:6). María vino a buscar a su Señor y encontró esperanza. Donde pensó que encontraría la muerte, encontró vida. Por eso la Pascua significa esperanza, gracias a Él, debido a Su promesa de vida eterna.

Cuando la vida parezca vacía y confusa, cuando el mundo parezca oscuro e incierto, recuerde la esperanza de la Pascua. Cuando te preocupes y te preguntes cómo seguir adelante, recuerda la promesa de la Pascua. Siempre hay esperanza.

Fuente: Música y Palabras de Inspiración (Music and the Spoken Word)

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