Nota de prensa

La fuerza de la bondad

Los actos bondadosos, como las olas en el océano, viajan mucho más allá de la vista y bendicen a las generaciones venideras

"La bondad es una fuerza encantadora", dijo la autora Anne O. Leavitt, "pero solo puede ser impulsada por las personas. A pesar de todos nuestros artilugios mágicos, ningún electrodoméstico, instrumento, aparato o dispositivo puede extender bondad a otro ser humano. Ese poder solo reside en las personas" (véase Anne O. Leavitt en "Pass It On", The Foundation for a Better Life, www.passiton.com).

La bondad es una fuerza impulsada por las personas y, al igual que las olas en el océano, los actos de bondad se llevan mucho más allá de donde el ojo puede ver. "La amabilidad... abre puertas y forma amigos. Ablanda el corazón y moldea relaciones que pueden durar toda la vida" (véase "La virtud de la bondad", por el Elder Joseph B. Wirthlin, Liahona, mayo de 2005, página 26). Debido a la bondad de una persona, las generaciones pueden beneficiarse.

Conozco la historia de un joven nacido hace casi 100 años en una pequeña comunidad agrícola. Su familia era pobre y su padre murió joven. Para llegar a fin de mes, su madre pasaba largas horas trabajando como costurera en una fábrica de la ciudad. Sin que la mayoría lo notara, este joven pasaba sus días jugando al billar en una sala de billar. Un día, un hombre amable de la iglesia local se dio cuenta de que el joven iba a la deriva y se acercó a él, preguntándole si le gustaría dejar ese pequeño pueblo y servir como misionero. El joven respondió que sería imposible porque no tenía dinero. El hombre mayor insistió, y acordaron que si se podían recaudar los fondos, el joven iría. En cuestión de horas, la congregación de la iglesia se reunió y recaudó el dinero necesario para que el joven sirviera.

El tiempo que pasó en sus actividades misionales le cambió la vida, y el joven regresó a casa como un hombre nuevo. Se casó, tuvo hijos y pasó el resto de sus días viviendo una vida feliz y productiva. Generaciones enteras se han beneficiado de la amable invitación de una persona y de los amables actos de muchos en la congregación de la iglesia de la ciudad hace tantos años.

La fuerza de la bondad es impulsada por las personas para las personas. Al pensar en las bondades del pasado que nos han ayudado, todavía podemos sentir el poder de esos actos simples. Y al mirar hacia el futuro, podemos saber que los actos de nuestra propia bondad, como las olas en el océano, viajan mucho más allá de nuestra vista y bendicen a las generaciones venideras.

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