La informática nos ha dado algunas tecnologías sorprendentes en el campo de la inteligencia artificial, o IA. Entre los más recientes se encuentran los chatbots. Puedes hacerle una pregunta a un chatbot y te responderá con respuestas relevantes y que suenen naturales (ver "ChatGPT: Todo lo que realmente necesitas saber (en términos simples)", por Bernard Marr, Forbes, 21 de diciembre de 2022, forbes.com). Además, puedes pedirle a un chatbot que escriba, dibuje e incluso cante. En menos de dos segundos, el chatbot puede crear poemas, imágenes y canciones que a menudo son sorprendentemente similares a lo que producirían los autores y artistas humanos.
Sin embargo, también vale la pena señalar lo que los chatbots no pueden hacer. No siempre pueden discernir la verdad del error. Su información es casi ilimitada, pero su inteligencia es, en el mejor de los casos, artificial. Repiten lo que han leído en Internet, pero no pueden decirte si lo que encontraron allí es verdadero, virtuoso o inspirador. Y quizás lo más importante, no pueden imitar la satisfacción y el crecimiento personal que proviene del esfuerzo a lo largo del tiempo para crear algo.
Temple Square is always beautiful in the springtime. Gardeners work to prepare the ground for General Conference. © 2012 Intellectual Reserve, Inc. All rights reserved. | 1 / 2 |
El profesor de ciencias de la computación Tony Martínez explicó el problema de esta manera: "A la gente no le gusta hacer cosas difíciles cuando no tiene que hacerlo. Por mucho que sepamos que el trabajo es bueno para nosotros, preferimos comer una galleta y ver un programa que hacer algo realmente difícil. Cuando tenemos la opción de dejar que la IA haga lo difícil mejor de lo que lo hemos hecho nunca, nos perdemos el crecimiento (ver "Yo, Chatbot", de Sara Smith Atwood y ChatGPT, Y Magazine, primavera de 2023, magazine.byu.edu).
Cuando una máquina se comporta como un humano, naturalmente nos preguntamos qué nos hace diferentes de la máquina. ¿Qué significa ser humano? Esto puede guiar nuestros pensamientos y corazones hacia las cosas eternas. Anhelamos no solo lo que es eficiente o eficaz, sino también lo que es bueno y justo. Buscamos el camino, la verdad y la vida (ver Juan 14:6). En nuestra búsqueda, descubrimos que "la gloria de Dios es la inteligencia", no la inteligencia artificial, sino la inteligencia que Dios ha puesto dentro de cada uno de Sus hijos, la "luz y la verdad" (Doctrina y Convenios 93:36).
El profesor Martínez dice que sus creencias religiosas, su perspectiva espiritual, le brindan perspectiva a medida que se enfrenta a una tecnología que cambia rápidamente. Ha aprendido a buscar en Dios una guía y dirección confiables. A diferencia de un chatbot o cualquier otra inteligencia artificial, la luz y la verdad de Dios son una base real y firme para el crecimiento eterno.